8.12.09

Prosa de Sonia Quevedo



“El Destino llama a la puerta” (Tchaikovsky)

Quedo pasó la tarde silbando con mirada entristecida y cautiva por los rincones del alma.
“El romántico del crepúsculo” en su covacha de Frolovskoe cargada de viejos años, líquenes, musgo, recuerdos, suavidad y ternura, con su violín dialogaba.
Se escuchó un trino alargado, casi arpegio parecía al escucharse salir de lo profundo del vientre, de una figura delgada.
De entre sombras y luces de la noche compañera se prolongaron los cortitos, los sostenidos y solos, emergiendo en sostenido con su salmodia a la vida. Al despertar la alborada la existencia se tornó en copla cuando pasaron volando retraídas mariposas azules sobre cámbulos amarillos y guayacanes rosados.
Pasados todos los soles lento cayó la tarde desolada, con su resonancia y su silbo escudriñando con la mirada en los misterios del alma:
“El romántico del crepúsculo” en su covacha de Frolovskoe, repasaba los prolongando sones, los solos y los registros graves convirtiendo los arpegios con tristeza contenida, en el más puro staccato de sucesión melancólica.
Quedo pasó la tarde silbando con mirada entristecida y cautiva por los rincones del alma.


Nota:
(5ª. Sinfonía opus 64, "La fuerza del destino")

© Sonia Quevedo

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Querida Sonia: de una exquisitez elevada tu poema. Cuántos acordes líricos tiene tu voz para contar la historia de ese músico romántico del crepúsculo.
Un verdadero placer leerte y enorme cariño para vos!
Mirna Celis.

22.12.09  

Publicar un comentario

<< Home