29.3.09

Poema de Jorge Boccanera


ARDER

Cuando nos besamos trituramos un ángel.
Su última voluntad será nuestro deseo.
Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores,
............ su sombrero de plumas,
barajas manoseadas por tahúres y ahora

hay que hacerlo entrar,
ofrecerle licor (que él viene de morirse),
acercarle una silla (que lee en la oscuridad).

Dirá sus baratijas,
su forma de guiarnos al secreto de la vieja
............ estación.
Dirá que el vino está hecho de hojas secas,
que puede hacer un fuego con tu rostro y el mío.
(Ni un centavo de luz a su trabajo).

Cuando nos besamos desollamos un ángel,
un condenado a muerte que va a resucitar en
........... otras bocas.
No tengas lástima por él, sólo hay que hincar el
.......... diente
y triturar al ángel.
Abrir tus piernas blancas y darle sepultura.

© Jorge Boccanera

Poema de Bibi Albert


INTERPRETACIONES

Sentenciosa,
sentenciosa la gente,
sentenciosa yo misma.

Y cuándo
despojarse / despojarnos
de la absurda compulsión
de apurar la confidencia ajena,
de pisarle los talones a la duda
para ya estar opinando
de lo que tocamos
solamente de oído,
seguros de que somos
una biblia parlante.

Cuándo ser
lo que precisa el otro,
ojos, alma, corazón de par en par,
lágrima estalladora de represas,
espejo almohadonado,
silencio, mano, compasión,
la misma nota, ese dolor, el miedo,
la pregunta, el misterio.

El eco simplemente. Nada menos.

© Bibi Albert

Poema de Ana María Zacagnino


CANCION POR LA PAZ

Por ésa paz que anhelaba,
un gran hombre de verdad.
Por ésa ilusión soñada,
es que hoy lo recuerdo más.

Fe en Dios siempre la ha tenido,
y fe en su pueblo capaz.
Pero quienes no han querido,
lo trataron de matar.

Señor, tú que estas en todos,
y siempre justicia das.
Encamina al ser humano,
cada día un poco más.

En ésta noche suprema,
te pido mi " Buen Señor”
Que la pureza se adueñe
¡De la paz y del perdón!

© Ana María Zacagnino

27.3.09

Poema de Elena Cabrejas



FINAL DEL JUEGO

Esa honda espina que me escarba en el lugar del sueño
a la hora de los presentimientos.
Esa incesante agua que me lava el desgarro como a un país
partido en la mitad.
Ese inútil intento que te inclina a beberme
-impiadosamente- hasta la saciedad.
Cuando arde el sonido de las palabras que nunca me pronuncias.
Cuando la noche canta conmigo la letania del desierto
que me estás preparando.
Entonces cruzo todos los infiernos hasta desollar tu nombre
y tu último encuentro.
Entonces invoco a todos los dioses de todas las tinieblas
con su cetro de hueso quemado en el resplandor de un niño
con su obsesión de devolvermel a tu espejo y enredarme en los hilos
que tejen la trama de todos los imposibles.
Y continúo regresando como un tren sin destino
desde un túnel vertical.
Con mi forma de huir y buscarme y volver a perderme
cada vez más algo de lo que me resta ser -todavia-.

Porqué ese extraño calesitero me muestra un carruaje
donde están y no están tus ojos de mirar hacia adentro?
Porqué el pérfido guardián de los parques me columpia la sangre
con una cadena atada a mi garganta? Hasta que se gaste el juego.
Hasta que se desdibuje el color de todos los sortilegios
y me quede de luz nada más que hilachas
sobre el blanco vestido de niña obediente que me han ido bordando
las abuelas de un cuento.

© ELENA CABREJAS

Poema de Luis Calvo


Antigua Soledad de la Casa

Ha de perpetuarse
en un espacio inabordable
a la razón.

En la marginal espera
del silencio
la prolongación de su voz
echará raíces
y el sueño de la muerte
tomará los restos
de una tierra fértil.

En esa zona, inhabitable
a los deseos
la gestación del huésped
llenará el vacío.

© Luis Raúl Calvo

Poema de María Paula Mones Ruiz



CONFESIONES DE UNA SOMBRILLA

Soy una sombrilla. Filtro sol.
Revelo sombras de encaje bajo mi techo de lona blanca.
Sobre mi espalda asoman hojas pequeñas, dispersas,
como los pájaros que dibujan los niños,
con la v de vivo, con la v de vuelo.
Todo lo proyecto, todo lo absorbo.
Gratis, saco, seco
fotos en blanco y negro, guardas de follajes grises
sobre mi techo blanco.
Luego las regalo a quien las vea…
para que haga lo que pueda con ellas.
Pinte o escriba… por favor
¡qué sea con la v de vivo, con la v de vuelo
aunque no sea niño, y esta sombrilla se abra
con o sin sol.
(Con la s de ser, con la v de vos)


© María Paula Mones Ruiz

Poema de Ana Silvia Mazía


Globales/ Poemas de la crisis

Una lapicera muerta:
ése es,
también,
el costo de la miseria.
Gota a gota
se desangra sobre el polvo
de mi vida
sin dejar trazada
ni una letra.

Un montículo de teclas
cristal triturado
fragmentos de imagen
zumbidos mudos.
La canción se hizo trizas
hasta callar.

Alegre sembradío de cadáveres picados.
Festín de rapaces.
Como en los años cincuenta:
FOTOS EN BLANCO Y NEGRO
Montaña de bastones
dentaduras postizas
pantuflas deshabitadas
muñecas rotas
guitarras y flautas quebradas...
Silencio
Adiós

© Ana Silvia Mazía

25.3.09

Poema de Carlos Carbone



UN TREN EN LA PIEZA

No se que hace ese tren
........................ en mi pieza
con pasajeros que suben
.......... y otros que bajan
con guardias pidiendo boletos
........................ que están vencidos
con viejos asientos desvencijados.

Ese tren que cruza mi cuarto
que toca bocina
........... y levanta polvareda
encima el guardabarrera
........... no me deja ir al comedor.

Las cosas no están nada bien
........... desde que este tren se instaló
en mi pieza
algunos vecinos se quejaron en
.....................................el consorcio
por el ruido de la locomotora.

© Carlos Carbone

Poema de Roberto Glorioso



Después del escalón
hay una jungla que fue desierto.

Se disparan bocas por mordiscos.

Si alguien hace blanco
dibuja el paraíso.

© Roberto Glorioso

Poema de Irene Marks


“La verdad es amarilla”

.....................A Carlos Giovanola

Partió el viajero de la lejanía
No sostuve su mano. No pronuncié el adiós junto a su almohada.
Pero con él anduve los caminos cantando.
Comí cebolla y pan
Y vi surgir dibujos de su pluma.
En la noche sus dedos de gitano
levantaron la carpa
Las estrellas crecían desmesuradamente
en la alta montaña
Y quisiera saber por qué fue entonces la roca del milagro
Viajero siempre partes
Este viaje dura una eternidad

© Irene Marks

Poemas breves de Esteban González



Los temores se sienten.
Los fantasmas y los espejos juegan mucho con la imaginación.



Confía en lo que cuesta ganar.
Hasta la luz regalada encierra trampas
y lleva a puertas equivocado.


© Esteban González

Poema de Edgardo Gugliermetti



El sexo es una marea un mareo nos mareamos
nos llaman “los mareados”

de esquina a esquina de baño a plaza
de “Maluco beleza” a “Contramano”

¿un puente entre dos vidas
dos vidas que cerrojan el punte?

olas que van con un bongó
canoa de alguna antigua princesa
remando por el Delta (mareada sin sexo)

nos mareamos hoteles vegetales

poemas con besos de lengua

el sexo borrachero del ingenuo paraíso

© Edgardo Gugliermetti

Poema de Sebastián Olaso



No será tu ausencia de esta noche
otra cosa que la noche misma.
Humedece las paredes con su vapor luminoso,
se apodera de los muebles, los corroe, los eleva.
Te reconozco en estas pertenencias:
Tus penas alcanzan su rincón más preciado
pero no atinan a nada. Sólo a protegerse.
Entonces, donde debiera estar yo,
agonizan la moneda, el castigo y el trébol.
Todo lo que queda del mundo no es más que el resultado
de un cálculo impreciso.
No. No me exilies del silencio con estas cifras:
con esta cascada de guarismos que por salvarte me dominan,
me reclutan,
me apedrean,
me arrancan de esta noche
pordiosera que traen los espacios duros,
y me lastiman de esta casa, de esta casa prodigiosa,
de este bolsillo formidable
donde atesoro tu vida.

© Sebastián Olaso

Poema de Gabriela Delgado



La puerta

Verá cruzar bajo el dintel
al último huésped de su vida.
Póstuma puntada
en un bordado de soledad y recuerdos.
La casa se llenará de ecos y nombres
que alejará con el gesto encallecido de sus manos.
Zumban estrellas en la mitad de la tarde.
Desde la profundidad de sus ojos
cubrirá con polvo de olvido los viejos retratos.
Se irá despidiendo cada día.
Vestirá uniforme de horas.

No corre tras la memoria.
Su piel carga por costumbre
a aquellos que más quiso.
Cada tanto se inquieta:
¿Quién le pondrá llave
cuando detrás de los cristales
su cuerpo se vuelva insostenible?

© Gabriela Delgado
Foto: Gustavo Tisocco

Poema de Juan Carlos Rodríguez


Aromado de dulzura

Y yo decía que se puede cantar al sentimiento
con opinión crítica
y que puede haber conciencia social
en la manera de describir tu cuerpo brillante
mientras tus labios empapelan el horizonte
con carátulas de la ternura que aprendiste en las barriadas,
en tanto que el vino, pariente de los dioses,
me mostraba tus lágrimas país
por esa nación que estaba de duelo,
aunque recién salías de tu infancia
y no sabías que en el futuro
me ibas a mostrar la totora de tu talle
aromado de dulzura,
en esas noches violentas en que yo bebía de tu aliento
y dejaba rastros de corazón en tus pezones.

© Juan Carlos Rodríguez

24.3.09

Poema de Yadi Henao



EL ENGENDRO MÁS BELLO

Conozco al monstruo
que escribió las palabras más bellas.
Para avanzar por una vida de inmundicias
tomamos chocolate y nueces amargas.

Rompemos los simulacros de la buena voluntad
y los faroles dispersos en callejones de ágata.

Ejercitamos la desolación en folios cual momias de Etiopía
y en páginas donde el amor es la certeza de estar vivos.

Hay que desenmascarar al viento,
a las ceremonias en jardines de paz con vagones de ceniza.
Nos visitan recuerdos de una ciudad de aljibes.
Suspensa, casi inmóvil en agua de claveles.
Un rancho largo entre las manos,
una geografía de fiebre.

Conozco al monstruo
que escribió las palabras más bellas.
Tomamos chocolate y nueces amargas
para no rendirnos,
para no quedarnos entre las tumbas.

Damos un paso adelante hacia la ola de luz
que huele a eneros.
Hacia las amapolas
que florecen en las fisuras de la tarde.

© Yadi Henao

Poema de Silvia Pastrana


OTOÑO

Y si quedas
atrapado
en la jaula

Y si no quedas
atrapado

quién de los dos
habrá ganado
la partida

© Silvia Pastrana
Foto: Gustavo Tisocco

Poema de Graciela Licciardi



delante del que habita el cementerio
mi mano teje una oración

busco causas para justificar su muerte
invento desajustes en el tiempo
y repito muchas veces
estará haciendo cabriolas
seguramente
en un lugar cualquiera
mejor que el que mi cuerpo
ausente de él
triste me puebla

© Graciela Licciardi
Foto: Gustavo Tisocco (Cementerio de la recoleta)

Poema de Patricia Ortiz


Inmóviles

El norte se derrumba
entre gráficos de colores
y nosotros acá abajo como siempre, inmóviles.
Sobreviviendo.
Amenazando al pobre sauce que ya no llora
al zorzal que ya no canta
confuso y apenado en la pecera.
Encendiendo el hielo del exilio
hacia los jardines de anémonas
que penden de los tejados.
¡Aleluya!

© Patricia Ortiz

Poema de Sergio Borao Llop



ALBAIDA*

Recuerdos de una ciudad en la que nunca estuve.
Sus casas blancas, de paredes blancas
como blancos fantasmas condenados
a la inmovilidad de las esquinas.
Sus calles grises, de asfalto o de ceniza,
espejo acaso de mis propios gestos.

Una plaza vacía, unos bancos de piedra,
una campana muda presidiendo la escena.
Bajo el sol no anda nadie.
Tal vez cuando anochezca cobre vida
esta ciudad que habita mis recuerdos.

Recuerdos de una ciudad en la que nunca estuve.
Escenas que en algún lugar o tiempo
están, lo sé, esperando mi regreso.


* La ciudad de Zaragoza, donde habito, fue conocida durante la ocupación de la ciudad por parte de los árabes como Medina Albaida (ciudad blanca)


© Sergio Borao Llop

Poema de Norma Fumero


este es el lugar de las devoluciones
quiso atrapar el grito en el fondo de la noche

aquí la noche no tiene fin

© Norma Fumero

Poema de Silvia Manzini



cruzan el puente
rojos enlutados

avanzan piqueteros
sin techo/sin pan
sin parte/ni arte

Gritan:

¡Horror es el Hades¡

siete escapan y
el hospicio
piden volver ¿adónde?
Erdosain, ríe Jarry
Leónidas el escrito
rompe
escribo la pesadilla
grito

¡Horror es el Hades¡

veteranos del olvido
milicos maldicen
derrotados en la Justa
¡al averno¡
con pie de trinchera
andan Troya
........ caminan
........garabatean el aire
........martillan el viento
........sin libros leen a ciegas
........ dolor sin tierras
........rondan la
........Pachamama
........A cercan
........Plaza del Pueblo
........fulguran
........Madres

.............fragmento en la memoria
.............deshace últimas notas

© Silvia Manzini

Poema de Domingo De Cristófaro


OCASO

La tarde
como un tigre
enfojecido de furia
espera mostrando sus garras.

Ya viene la luna
con su pala,

la luna enterradora.

© Domingo De Cristófaro

Poema de Viviana Pelle



Cae el olvido

Pueden quedar espinas escondidas
Corazones esparcidos por el viento
Mares recorridos bajo el sol
Pueden las palabras arrojar
voces sin sentido,
balas que hieren el amor
y lo olvidan para siempre.
Hoy presiento que he olvidado
para siempre el sinsabor
de palabras vanas
arrojadas sin razón.
Caen en el vacío
las hojas de esos dibujos
Cae esa mirada y ese rostro
El recuerdo es apenas,
y no sé si aún sigue siendo un rostro
o si ha cambiado de expresión.
Ahora es la hora de ser o de no ser
o volver a ser yo misma
para siempre.

© Viviana F. Pelle

Poema de Cecilia Ortiz



ELLA EN EL TIEMPO

Ella, la otra, lleva sobre su piel
el tiempo contenido
amasado entre sábanas lejanas.
-ausentes y presentes, en la magia del encuentro-
Todo le fue dado
la pasión brota en arcón pródigo
vertido de a poco desde el deseo.
Mitad de su vida, mitad de su cuerpo
quedó más allá del rumor naciente.
-ventana abierta, puente en el espacio-
Borde de los labios
cortejo de su boca, refugio que desvanece
hasta que de la nada brota el corazón latiendo
y los ojos que desvisten la tímida mirada
la convierten.

Yo, contemplo su juego temerario
la espero, tiene la forma de mi cuerpo.

Ella, persiste en la región del amor
luce flores en el pecho
un cansancio que se vuelve energía
antes de regresar.
Pasa por la edad adolescente
sin esperar la medianoche absurda
vive asomada al vértigo del instante breve.

Yo, aguardo el encuentro
el secreto lugar que elige la sangre
por designio
porque las estrellas son palabras
anuncian/ celebran
donde las máscaras no existen

ser ella, en el otro tiempo.

© Cecilia Ortiz

22.3.09

Poema de Gladis Moine


Delirio

Fuego,
insensatez.

No hay marcha atrás,
ni puerta,
ni escape,
ni luz,
sólo laberintos,
espejos grotescos,
neblina roja,
sombra rosa de la noche negra.

¡Quiero despertar!

© Gladis Moine

Poema de David Rosario Sorbille


REMEMBRANZA

.....“Madreselvas en flor que me vieron nacer
.....y en la vieja pared sorprendieron mi amor”
..............Luis C. Amadori

El tiempo, siempre el tiempo,
temblando como una esperanza
que besa mi vida entera,
y hoy recuerda, amor,
nuestro reencuentro una tarde
en una vieja esquina
con sombras de madreselva,
y tu figura hermosa
de fulgor romántico,
cuando nuestras manos
se tomaron sin palabras,
y la emoción prolongada
encendida en tus ojos
brillantes como hoy, amor,
con la belleza en el alma
desde aquel día
de un inolvidable Noviembre.

© David Rosario Sorbille

Poema de Héctor Urruspuru


Sin título

en mi agenda llevo poemas de Pasolini que he bajado de Internet
y hojas en blanco / muchas
pienso en mi soledad como una hojarasca

en mi agenda este año no he escrito tu nombre
y ya comenzé a olvidar tu teléfono
la forma núbil de tu risa

si mi agenda fuera un aeroplano (sueño) si la viera irse
oscura / ave de muertes /
si no fuera la sombra que es

... “Pasolini murió asesinado”
dice el prólogo en una parte
voy detrás de mi agenda por la Avda. Corrientes

ahora bebo un café...
factor rh / alergias / medicamentos contraindicados /
en caso de emergencia comunicar a:

... sin azucar,
la luz de neón asesta
una puñalada teatral a los solitarios /
miércoles / wednesday / quarta ...

cada vez que se abre la puerta
tu fantasma vuelve a caminar entre las mesas

“... mozo, un anís...”

anoto en mi agenda: “pongo una ficha en la rockola,
vos bailabas muy bien” / un largo aullido humedece
la palma de mis manos

dibujo soles eclipsados
los mismos árboles sin hojas sin raíz
escribo y tacho tu nombre diez veces / diez veces

husos horarios mundiales / Islamabad GMT + 5 h. 30 m.
unidades de medición /
“tengo el alma sin feriados” anoto

y ya he leído “Cenizas de Gramsci”
sus 6 cantos / 6 veces
y ahora me voy / la agenda es un péndulo en la mano

un reloj sin fin.

© Héctor Urruspuru

Poema de Verónica Andrea Ruscio


Bloguer

Con la cámara en la mano,
ella pierde su eje.
Levanta el hombrito
ladea la cabeza
sonríe de costado
mira de reojo
hincha las tetas.
Bloguer
floguer
lover
fotofetichismo a temprana edad.

© Verónica Ruscio

Poema de Ricardo Venegas


A destiempo has venido
a intimidar las puertas de mi casa,
a tirarme la ropa del tendedero,
a remover los árboles,
a marchitar las plantas con tu aliento,
a levantar las piedras coléricas de asfixia,
a esparcir el incienso de mi casa
montaraz aprendiz de la borrasca.

© Ricardo Venegas

Prosa de Teresa Vaccaro


UN HOMBRE SIN ROSTRO

... Hoy Milagritos buscó que su papá la alzara en brazos por primera vez, que le diera un beso en la frente y le cantara una canción de cuna.

... Hoy Milagritos quiso que su papá jugara con ella y le contara un cuento.

... Hoy Milagritos hubiese querido que su papá la acompañe al médico.

... Hoy Milagritos necesitaba que su papá la lleve a la escuela y la ayude con los deberes.

... Hoy Milagritos hubiese estado contenta si su papá la hubiera felicitado por sus buenas notas y la hubiera ido a ver actuar.

... Hoy Milagritos precisaba un reto de su padre porque no se había portado bien.

... Hoy Milagritos hubiera sido feliz si su papá hubiese bailado el vals con ella.

... Hoy Milagritos le hubiese pedido permiso a su papá para salir con un muchacho.

... Hoy Milagritos le hubiera solicitado un consejo a su papá.

... Desde un principio Milagritos hubiese requerido que su padre le diera el apellido.

... Hoy Milagros dice: “Ya no busco a mi padre, ese hombre sin rostro, al que nunca conocí, ya no quiero conocerlo. Mi diario personal donde hablaba de él lo clausuré con una llave herrumbrada por su ausencia. Mi muñeca, a la que le contaba mis tristezas, ya no llora más”.

...Desde hoy, Milagros comenzó una nueva vida.

© Teresa Vaccaro

20.3.09

Poema de Emilce Strucchi


De silencio ni hablar

hoy se aparece Invierno
y yo no me di cuenta
pero Frida
acepta a sus visitantes
para celebrarse otra vez

qué rebelión-locura
causó la cercenada
pintadora
tan señora envidiable
de su espejo fisgón,
tajada a la mitad
de hierros-bisturí
de amputada, la perra
suerte tuvo al enamorarse
de sola
de nieves
y de alas

del invierno ni hablar

por la rendija del placard irrumpe un trazo helado
insólito
luciente,
y ella pintó desabrigada
en su revolución

qué locura llevarse a caminar
-sin alas ni bufanda-
con penitente pierna,
mientras yo doy batalla entre mangas y pieles
enredada en los símbolos, cánones
que el tiempo deteriora
en tules-paradigmas-putrefactos

mis párpados gotean
(violados pervertidos)
un sobretodo paternal
que no se compadece
y una nutria materna
imprudente enmohecida
que obstruye a mi nariz
y yo pateo el aire
y me atropella
silbándome
con su murmullo sórdido
y áspero
de fragmentos oscuros
de matarifes paños
que no digo o no quiero

del silencio
ni hablar.

© Emilce Strucchi

Poema de David Sorbille



Nadie entiende lo que pasa
y sin embargo percibo
la demorada certeza
de que en esta realidad
de alegrías disueltas
de sufrimientos disimulados
e inconmensurables desamparos
de finales de siglo
el espacio de tus caricias
o el destino mismo de la poesía
sólo se abre paso arrastrando
sus pesadas verdades y utopías
como almas dispersas
entre nubes de olvido
y esperanza

© David Sorbille
Foto: Horacio Farroni

Poema de Patricia Díaz Bialet



LA INÚTIL RED

Ellos van de a pares como las arañas.

Tejen crías insatisfechas.
Hábitos espurios.

Yo,
en cambio,
voy con mis siete sombras.

Husmean detrás de mi fémur los perros despojados de silencio.
Cavan huesos en la niebla.

Yo,
en cambio,
voy con mis siete sombras.

© Patricia Díaz Bialet

Poema de Fabiana León


MATRIZ

Miro desde la gran matriz
el paraíso
el sitio donde mis huesos
fueron alas y mis manos
cántaros ardientes.

Modelé allí
ambiciones y esperanzas.
Pero ya no la habito.
Después de la luz
hubo silencio
y en el silencio
hastío.

Añoro el fuego y el viento
sobre mis asperezas.

Confío en el orden superior
en la restitución del equilibrio
que me exilie la pena.

© Fabiana León

Poema de Aldo Novelli


Abeja Reina
Poemario en permanente elaboración dedicado a ella


8

tengo hambre

hambre de tus ojos
de tu risa
tu temblor
de tu cuerpo junto al fuego

me comí tu corazón
con ansias de cazador

en medio de la noche
iluminado a contraluz por la fogata
con una rodilla en tierra
lo mordí con placentero deleite
como una manzana roja y jugosa

chorreaba su jugo por mi mentón
corría por mi torso
lacerado hace mil años
por el filo del deseo

mastiqué tu corazón
mientras tus ojos me abarcaban
ardía una llama imperiosa en mi sangre

y danzaban estrellas en tu ombligo

devoré tu corazón de hembra
y aún tengo hambre

de vos.-

© Aldo Novelli

Poema de Xenia Mora



JARDÍN EQUIVOCADO

Eclosiona en eco la flor dormida
del letargo invernal que la ensoñaba,
anhela tocar con sus labios la luna
y beber del elíxir con exuberante deleite.

Se viste de perfume y nácar,
sale en busca de su ruiseñor
bailando va con la luna ensortijada
para escuchar sus canciones al alba.

Mas el péndulo de la noche gira a contramano,
borrascosos caminos la sobresaltan,
sangran espinas de su utopía
y suena la alarma de regreso.

Arden sus pétalos en holocausto,
lívida está con los pies descalzos
y encuentra su sed una copa vacía
en el jardín equivocado.

© Xenia Mora

Poema de Nora Alicia Perusin



CAZA

Detrás de la escollera el cazador
enciende la luna posible,
restos de arcabuces, naranjas podridas
flotan en la cercanía. Y la marea
en el invisible cadáver de la noche
junta arena.
Vaivén
Hay quienes tienen la astucia del fuego.

© Nora Perusin

19.3.09

Poema de Pere Bessó


LOS FLUENTES DEL PALPO

.....A Carmelina Sánchez-Cutillas

Mis manos
tienen la afluencia de los ríos,
la huella de los dedos en las yemas de la rosa húmeda,
la rosa rociada en las dunas de la consciencia,
testimonios de los rayos del sol en trigo moro,
geografía en la piedra rosetta del falso desierto,
la palpa del jarrón olvidado en las arenas del sueño del desierto,
la copia del yo soy el otro,
destrabado,
rehecho sujeto del poema.
Mis manos acarician la arena agarena,
el pozo del desierto en la boca inalcanzable de jarro
que con dificultad justifica la vaciedad de las palabras,
la mera hipótesis del desamor a hachazos,
la quema de la zarza
que sí se consume con grasa de puerco
en la fiesta de San Antón,
cuando los quintos se la dejan lamer
por Viliento,
el primogénito,
el conde del Llano de Blas,
a la puerta del cementerio.
Mis manos tienen el tacto del cerrojo de la celda
con excrementos,
conocen la maquinación del gesto,
la muda del pensar,
la memoria leve,
la sorpresa del apuntalamiento del maná.
A cada quien, sin embargo, su san Martín,
el destíno
o el desatino,
el pisoteo de la vida mesurada,
el desacompasamiento del vecinaje,
el beguinaje,
el miedo –no el gozo- de vivir,
la vida menuda de las manos que se alzan.



ELS FLUENTS DEL PALP

.....A Carmelina Sánchez-Cutillas

Les meues mans
tenen l’afluència dels rius,
l’emprenta dels dits als capcirons de la rosa humida,
la rosa gebrada en les dunes de la consciència,
testimoniatges dels raigs del sol en blat moro,
geografía en la pedra rosetta del fals desert,
el palp del gerro oblidat en les arenes del somni del desert,
la còpia del jo sóc l’altre,
destravat,
refet subjecte del poema.
Les meues mans acaronen l’arena agarena,
el pou del desert en la boca inabastable de gerro
que amb prou feines justifica la buidesa de les paraules,
la mera hipòtesi del desamor a destralades,
la crema de la romeguera
que sí es consumeix amb greix de porc
en la festa de Sant Antoni,
quan els quints es la deixen llepar
per Viliento,
el primogènit,
el comte del Pla de Blai
a la porta del cementeri.
Les meues mans tenen el tacte del forrellat de la garjola
amb excrements,
coneixen la maquinació del gest,
la muda del pensar,
la memòria lleu,
la sorpresa de l’estalonament del mannà.
A cadascun, però, el seu sant Martí,
el destí
el desencert,
la potejada de la vida mesurada,
El descompassament del veïnatge,
el beguinatge,
la por –no la joia- de viure,
la vida menuda de les mans que s’alcen.

© Pere Bessó (Autor y traductor al catalán)