14.3.10

Prosa de Yadi Henao



Este libro es una noche de hospital y morfina. El lento irse de un hombre y una mujer comidos por la finitud.
Veo las sábanas austeras de la desolación sobre la cama del frío. El trazo de una línea que me separa del hombre que fue todo vida y todo sombra.
La memoria miente; quizá sea el embellecedor supremo. En los pozos de la evocación quien evoca, inexorablemente muere. Quien habita el recuerdo, vive inalterable con sus cabellos de paje, sus brazos de eternidad.
Pienso en la tarde en que a mi padre le creció una flor en los ojos. Pienso en el cansancio de la espera que poco a poco avanzaba por las calles y las manos de la madre sobre la costura de los días. Pienso ahora en los perros apagados de Lorca. Sombreros del fin, botones de ceniza en esta hora en que escribo y recuerdo la luz que llueve. Difícil llegar al borde de la camilla, ver el cortejo de algodones y gasa. Olor de amarillo y no de alcohol, olor en las manos que limpian el cuerpo no vivo o casi ido del amor. Olor en los dedos de la pena.

© Yadi Henao
Foto: Gustavo Tisocco

10 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"...Olor en los dedos de la pena."
¡Bellísimas imágenes, Yadi!, Bellísimo poema.
Aplausos y besos
María Rosa León

14.3.10  
Blogger Mónica Angelino said...

Excelente y perturbador.

Besosssssssss

15.3.10  
Blogger galáctica said...

"Pienso en la tarde en que a mi padre le creció una flor en los ojos"¡qué contraste doloroso con la realidad de la camilla y de las gasas! Sin embargo, es esa flor la que amamos , la que nos mantiene ahí,junto a ese ser que visiblemente se apaga, esa flor invisible que conocemos, que nos es esencial. Un poema que expresa muchísimo. Saludos poéticos Irene Marks

15.3.10  
Blogger Mario Alberto Manuel Vázquez said...

El olor del dolor es inconfundible, porque el dolor, huele.
Y los aromas se unen a las emociones y los recuerdos con lazos más potentes que cualquier otro sentido. Lo que vemos puede ir perdiendo la pregnancia del sentimiento, pero los aromas los mantienen intactos para siempre. Hermosamente dolorosa la preparación para la despedida, lo no vivo que está más vivo que nunca en tu experiencia y en la nuestra, gracias a tus imágenes suavemente poderososas. Gracias. Yeni. Un abrazo desde Salta.
Mario

15.3.10  
Blogger Fanny said...

Me he bebido gota a gota la tristesa de su poema.

Y me he quedado sedienta; ahí donde duele.

Sensiblemente, Fanny

15.3.10  
Blogger Silvia Loustau said...

Excelente prosa poética , en la que has usado todos los sentidos para realzar la fuerza de la palabra.
Cordialmente,

Silvia Loustau

15.3.10  
Anonymous Anónimo said...

yadi querida

Estuve ahí, a tu lado. Todo el tiempo. Gracias!!

16.3.10  
Anonymous Anónimo said...

Bellísimo. Conmovedor. Me pongo de pie. Y aplaudo.
Gracias
Abrazos
Alicia Perrig

17.3.10  
Anonymous Anónimo said...

Querida Yadi:
"el embellecedor supremo...", "la luz que llueve..."
revelan un poema lleno de dolor y de amor!
Gracias y abrazos
Montse Bertran

18.3.10  
Anonymous Anónimo said...

David Antonio Sorbille dijo...
Una prosa genial e intensa. Una calidad poética singular. Un gran saludo.

21.3.10  

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