14.8.10

Poema de Álvaro Olmedo



DUNA

seno infinito donde abrevan hombres y otras especies
una onda otra y otra más insinuante
delinean el recorte del polvo y sus formas
serpenteos hasta la cresta
en las tallas del viento
buscando la nova perfección

y un cactus
sólo uno en su flor justifica la imagen
cielos y mares de oro donde posa el brillo
y sin dolor alguno la noche que se hunde

© Álvaro Olmedo

9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Bellísima descripción que me llevó a un viaje del que no tenía ganas de volver.
Abrazo
Alicia Perrig

14.8.10  
Anonymous Anónimo said...

la noche que se hunde, que bellas palabras me gustó

maria elena tolosa

16.8.10  
Anonymous Anónimo said...

"...sin dolor alguno la noche que se hunde."
Bellísimo cierre para tu bello poema, Álvaro.
Aplausos y un gran abrazo
María Rosa León

16.8.10  
Anonymous Anónimo said...

Hermoso,como siempre. Y esto para vos Gus. Cuando habló del cactus, recordé inmediatamente ese altísimo cactus que encontramos en el encuentro de Villa María y a la que le sacamos fotos, era una maravilla. Allí está , como el poeta nos enlaza otras imágenes. Un abrazo angular.

Lily Chavez

17.8.10  
Blogger claudia tejeda said...

qué imágenes Álvaro, tanto simbolismo en un cactus...
Me gusta tu poema.
La fenicia

23.8.10  
Anonymous Anónimo said...

Tu poema, Álvaro, no describió un paisaje. Me zambulló en él y un desierto con cactus se me clavó en la pupila para siempre.

Jorge Luis Estrella

24.8.10  
Blogger Cristina Ramb said...

Bello poema Alvaro, donde un detalle modifica la escena del paisaje, lo llena de luz.

26.8.10  
Anonymous Anónimo said...

un viaje q me gustaria recorrer
gracias!
me gusto

fabiposse

28.8.10  
Anonymous Anónimo said...

Álvaro querido,
he encontrado a mi norte en este poema, sí es una hermosa pintura hablada que me hace llegar las dunas del desierto y ese cactus, que imagino florido...en esa bella soledad nortina.
Mi abrazo,
Juany Rojas

29.8.10  

Publicar un comentario

<< Home