Prosa de Mónica González Velázquez
Ahora que por fin te vas, déjame al lado de la carretera y con la boca por delante. Déjame con el bestiario que habita en mis sueños y mis hombres y mis mujeres y mi máquina de olvido y mi historia de familia y mis cuerdas en los zapatos y mis errores y mis pocos aciertos y mi voz cortando el aire, cuando ya nada es suficiente y sólo me consuela el Blues. Déjame con mis afiches: Goya, Tapies, Bacón, Modigliani. Déjame con los vértigos de Miller y Gil de Biedma severamente enfermo, reposando en la mesilla de noche. Déjame con Luis Urbina llora y llora, con su amor como un pájaro loco, dando tumbos en la noche estrellada. Déjame con ansias, el piso alfombrado, los labios, el corazón apretado; mordiscos en la cavidad de la boca y unos labios blanquísimos sin nombre.
Pero sobre todas las cosas, déjame con mi dosis de realidad y un vaso de agua en la mano.
© Mónica González Velázquez
4 Comments:
Me gusto mucho.
Sobre todo el final , tan poético y que buen pedido...
Un abrazo.
Dragontesa Leuzzi.
Que nunca nos falte esa dosis de realidad y un vaso de agua.
Buenísimo tu poema, Mónica.
Aplausos y besos
María Rosa León
Lindísimas palabras, Mónica.
Tierno y duro, una dosis de realidad precisa.
Un abrazo.
Malala Coppié
Candente poema. Clamor y defensa de lo que nos gusta y queremos. Hermosísimo.
MARITA RAGOZZA
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