8.11.07

Poema de Leonor Silvestri


Patroclo

Como una mano que eriza sus falanges buscando el cielo con sus yemas
se cae tu espada,
Patroclo.

Como una mano que se crispa en el mismisimo instante de la Moira
se extiende tu mirada que se corta como el hilo.

Querido, amigo,
ahora sin vos
Yo.

Una voz en el campo de batalla
que grita.
Y yo.
Y yo qué puedo hacer.

Los poetas ya han escrito sobre esto:
El sudor y el aliento de los caballos al galope.
El polvo levantándose.
La sangre y el olor a muerte por doquier.
Ya las malas traducciones han cantado mi futura venganza,
mi desmesura, siempre lo mismo:
siete días y sus noches flagelando el cuerpo muerto de tu asesino, Patroclo.

Pero
no han mencionado
la pena extraordinaria.
Ahora sin vos
Amigo, Patroclo, Yo.

No han mencionado
el vino escanciado, la fiesta al frescor y
el calor del verano seco.
La pasión de los cuerpos guerreros
y las esclavas
y nosotros
amándolas, amándonos.

Ahora sin vos
Yo
Sin tu mano firme sobre mi cuello
Sin tu voz ardiente
Susurrante
como un niño egipcio, esclavo, sin su Alejandro,
Ay, Patroclo, qué haré yo.

© Leonor Silvestri

2 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Y pareciera que Aquiles grita y llora y todo se torna sombra y belleza...

Un abrazo Gus.

8.11.07  
Blogger María Rosa León said...

Esa ausencia de Patroclo que sintetiza todas las ausencias y todo el dolor del amigo perdido... Excelente, Leonor tu modo de revivir esas historias.
Un cariño grande
María Rosa León

8.11.07  

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