Poema de César Cantoni
¿Quién le devolverá su voz?
Murió Vallejo, murió el desheredado.
Murió el César, el cholo, el susodicho.
Murió de la muerte hacia dentro y hacia fuera,
con toda la vida que tenía delante.
Y ahora, ¿quién le devolverá su voz a la poesía? ¿Quién
escribirá “hialóidea” cuando haya que escribir “hialóidea”?
¿Es posible el poema sin César, sin Vallejo?
Murió el poeta, sí, murió con aguacero.
Murió al cabo de los ríos que le dieron el habla.
Murió con el alma y la tristeza expuestas,
abrazado a la carne de su muerte viva.
¿Qué lugar reservarle, pues, al neologismo?
¿Qué hacer con el tropo, el ripio, el encabalgamiento?
¿Cómo arrancarle al verso la metáfora nueva?
Pero, ¿murió Vallejo como dicen todos?
¿Murió el hombre? ¿El paria? ¿El revolucionario?
¿Aquél que nació de grande para nombrar de nuevo al mundo?
Hermano, si de veras moriste, Dios cobije tu sueño.
De otro modo, no juegues como niño, no te escondas,
no nos dejes tan solos con la lengua nuestra,
no nos largues tan rotos de palabras.
© César Cantoni
9 Comments:
Me gustó mucho este poema César...
Murió de la muerte hacia dentro y hacia afuera, que fuerza esto. Un abrazo.
Lily Chavez
Mmm!
<< no nos largues tan rotos de palabras>> Con ese verso ya lo "alcanzaste".
Sensiblemente, Fanny
Gran rescate de una figura ineludible que perdura hondamente
Vallejo no se va a morir nunca.
sí, " no nos largues tan rotos de palabras" es un verso que en sí mismo encierra toda la poesía, rotundamente bella.
sí, " no nos largues tan rotos de palabras" es un verso que en sí mismo encierra toda la poesía, rotundamente bella.
Excelente poema , lo aplaudo , ese ir y venir de la vida a la muerte , ese juego donde las palabras van de lo académico a lo cotidiano con un fluir sencillo , sin rebuscamientos como si le hablaras al hermano, me parece de gran nivel poético. Te felicito César . ojalá alguien escribiera algo así para mi ausencia , pero debería merecerlo debería parecerme en algo a ese grande que fue sin dudas Vallejo
Excelente homenaje y auténtica poesía, felicitaciones, María Chapp
Un homenaje sentido y merecido.
abrazos
Elisabet
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