Prosa de Sonia Quevedo

“SIGUIRIYA GITANA”

Emerge jondo y continuo de lo profundo del pecho, como sonar de tambora el cante de la gitana.
Cerrando el puño seguro con perfecta marcación, sobre la piel bronce - brillante, la cantaora siente.
Noches de sudor y bohemia con olor a jerez, manzanilla y naranjas recogidas en alicante, tempranillo o mencía y a sumo de uva negra machacada con los pies, el ritual cíngaro irrumpe.
Entre gitanos y cante jondo abrigada por la lona, oscura llega la noche con sensiblería profunda, con la pasión en la sangre, fuerte olor a tabaco, a incienso, luces fucsias y azules, vino, ese ritmo prohibido, deseado y subersivo.
Emerge hondo y continuo el cante de lo profundo del pecho como sonar de tambora, la percusión en el alma, al zapatear potente… con ritmo y plasticidad empecinado en un continuo tam-tam de percusionista sagrado, donde melodía y espíritu, en compás de cuatro tiempos van, siendo el mayor… un silencio.

© Sonia Quevedo