25.2.11

Poema de David Rosales


HIJO DE HOMBRE

Hijo de hombre,
nada puedes decir, o adivinar, ya que sólo conoces
un montón de imágenes rotas…
T. S. Eliot


Acércate al viento
mientras respire el fuego.
............................ Ven, arroja
tus alas, que la cuenta de los días
deviene, que la piel reclama otros
huesos y los muertos otros cogotes
donde gritar su dolor.
Es época de horadar la tierra,
sembrar nuevas vísceras, cosechar
los granos de sal.
También es el tiempo
de crujir y roer de dientes. Basta
descifrar la señal en la estela.
Hijo de hombre,
navega por la noche,
en busca del barro para erigir
caminos de retorno a tu vientre,
a la luz primigenia, al silencio
errante de los muertos.
................................ No existe
Dios que revierta el saberte vivo.
Nadie que te vista con los andrajos
de la sangre, del hálito, del polvo.

© David Rosales

Poema de Irene Gruss


UNA TARDE

El sol está
como una mancha en el vestido de la muerta
Nadie se atreve a desnudarla
Nadie dice nada del escalofrío morado
de la casualidad absurda
sobre el mar, esta tarde.
© Irene Gruss

Poema de Luis Benítez



VEO A UNA MUJER MAQUILLARSE

Veo a una mujer maquillarse cualquier mujer y cambia
primero está pensando en otra cosa (porque cuando una mujer
comienza a maquillarse aún no ha separado este acto del resto del día)

Pero luego disponiendo los objetos varios que la ceremonia
determina preciosamente en su exacto lugar en torno de sus manos
la mujer sabe que algo ha ingresado de nuevo a este mundo
Se abstiene sin embargo de nombrar eso que viene
Polvos cremas pinturas para la delicada construcción
lápices que escribirán otras palabras que estas
palabras que intentarán decir a la que esconde
La otra como ella se ve debe ser dibujada por esta la que se asoma
al espejo para verla
Ella está como tímida ante su hermana mayor que
insiste insiste
“sácame de la nada invócame haz que nuevamente sea
entre los seres las horas y las cosas
haz que sea nuevamente entre los hombres
sí sobre todo haz que nuevamente sea entre los hombres”
Y la pequeña se somete al llamado de la grande y la saca
y la dibuja en el espejo
Del otro lado se queda ella colocada en el dibujo
Polvos cremas pinturas lápices el instrumental es el mismo
de todas las ceremonias semejantes
quien fabrica estas cosas sí que sabe lo que hace
Veo a una mujer maquillarse y me fascina
Por su parte y como siempre la mujer sólo está fascinada
por sí misma
Nada ni nadie existe ni cuando se acerca al espejo
ni cuando está ante el espejo ni cuando se quita de él
Extraña especie tan cantada y sorda
Navega por la vida atada a su poder y lo puesto en sus oídos
lo colocado ante sus ojos lo concentrado en su boca la salva de caer
Será por eso que ante una estamos siempre solos
Enigmas de lo que no puede caer
Ahora traza una línea ha dudado no por no saber sino porque
conociendo el significado de la ceremonia goza de lo preliminar
ahora traza una línea y divide el día en dos
Ya fue hecho lo demás es desarrollo una línea azul oscura apenas un trazo
sobre el ojo izquierdo que ha sido completamente transformado
Ya no es un ojo humano no es el ojo que vino con ella del vientre que sabía
que paría a una mujer sino un ojo de ella
definitivamente suyo
El ojo mira al resto en el espejo y está satisfecho
parpadea para alentar a la mujer
La otra la mira desde ese ojo donde ya se asoma y vigilante
la obliga a lo demás
Sin embargo la mujer hace una pausa a medias maquillada bebe
una taza de té hay un placer en eso de andar
a medias maquillada por el mundo
Paralelamente es como demostrarle todavía a la otra un diminuto poder
una ligera potencia que alcanza a diferirla pero que no podrá evitarla
Cosa que ambas saben y agradecen
Pero finalmente también el ojo derecho cambia y la otra ya ve
perfectamente en el espejo ahora es ella la que ve
y la primera mujer se va yendo lentamente trazo a trazo
Hay unas cremas castañas untuosas con las que las mujeres cambian de piel
no oscurecen la suya sino que sacan la otra piel de las mejillas la dejan asomar
Ignoro por completo el nombre de ese ungüento como ignoro los nombres
de los otros elementos de la ceremonia porque ellos y sus nombres
pertenecen por completo al otro mundo
El que convive con el del hombre en esta tierra y en la historia
Nombres cosas términos precisos que no podemos
comprender
que vienen de otra lengua que son dichos en otra lengua
mucho más sugestiva que la nuestra
una lengua que está hecha para usarla en voz baja casi susurrándola
Porque no pertenece al universo de las grandes expansiones sino
al de la reserva al de lo íntimo lo cerrado
En esa lengua hablan entre sí las mujeres y hablan ante el espejo con la otra
Donde un gesto quiere decir otra cosa donde ninguna palabra
se corresponde con las nuestras allí en esa lengua una mujer se maquilla
y nosotros creemos que se adorna
Ante el espejo todo ha sido consumado y la otra ya está en este mundo
la mujer anterior se ha ido y esta es la que se mira entera
Mueve alternativamente un músculo sonríe levanta o inclina la cabeza
como un actor que calcula sus fuerzas y ensaya previamente movimientos
Esta mujer otra mide ante el espejo sinuosidades gestos pausas
A solas previas únicas estas gesticulaciones son como los arquetipos
que viven perfectos en el mundo de las ideas pero luego se plasman en número
Repeticiones de cada uno de estos movimientos serán lanzadas
con alevosa precisión sobre el mundo de las cosas
Se incorporarán a él sin perder su condición de extrañas
La mujer no es sólo ella sino también sus gestos además del cuerpo
ocupa el alrededor del cuerpo la habitación el lugar
entero donde se encuentre
Como esta mujer la otra que todavía se mira un poco más en el espejo
máscara de la máscara ficción se cree que completa

© Luis Benítez

Poema de Silvia Loustau


La muerte del Chacal

No perdono a la muerte distraída. *
Su mueca indecisa.
Arrebujada, la imagino en un goteante tren sin ruido. Quizá empujada por el viento. En gárgolas humeantes.
Un andrajo de insomnios y alaridos.
Un lago oscuro de suicidas.
Muerte bendecida por la cruz de lucifer.
Ella y el Chacal compartían su caldo de miserias.
Los vieron fornicar entre arenas, rondas de dagas y desolladas rocas.
¿Oyen el llanto de la piedad? ¿Oyen los conjuros de rondas y palomas?
¿Oyen los corazones temblorosos de los compañeritos?
¿Aún ríe el traficante de destinos?
No habrá círculo en el infierno para el Amante de la Muerte.
No habrá coros.
Ni alcobas de infancia.
Ni canción de mujer.
Estaremos la gente de mi raza. Exorcizando las máquinas de fuego.
Los compañeritos con sus desnudos ojos, miran al Chacal ahogándose en el limo de su historia.
Con una corona de fuego salvaje danzará la Memoria.
Treintamil rondas/ treintamil pétalos/ treintamil cantos/ treintamil huellas se abrirán en el aire y caerán treintamil gotas conjugando al Chacal y su aliento de tortura.


* verso de Miguel Hernadez


© Silvia Loustau

Poema de Alfredo Palacio



VA DE AQUÍ PARA ALLÁ

entre el azul
............. y recuerdos de agua.
Mira con nostalgia
los brillos de la piel
la curva negra de sus ojos
........... que lleva al azúcar de sus hombros.
Y tiene puesta la misma blusa
la que llora en cada ojal
por aquellas manos
............ que noche a noche
.................... asaltaban su temblor.
Funeral
......... intensa agonía
.................. de fuego y porvenir.

© Alfredo Palacio

Poema de Graciela Licciardi


Tu cuerpo ve escribir a una mujer

Advierte que el alma se corta con navaja
Los rituales indican que debe asarse
Recién ha comenzado el día
Entonces hay una certeza que no es suya
Se apresura en el tiempo
Para vivir nada o casi poco
Un estallido de letras relumbran su existencia
Y ella escribe la congoja
El infierno
Las esquirlas que quedaron

Escribe con sus manos de alondras
Y las palabras son frasquitos d colores
Que desfilan incesantes

Tiembla de impotencia
De los dedos emanan risas oxidadas
Escribe
Cascadas de mido la ayudan a no ir hacia la muerte
Confiesa
Gigantescas penas cuelgan de las perchas de su casa
Y hay una valija
A punto de extinguirse

Ya no es posible el viaje
O es posible
En tanto dirima la parálisis
En tanto escriba
Y escriba
Esa mujer doblada sobre el blanco
En algún lugar del mundo
Suicidando palabras

© Graciela Licciardi

Poema de Graciela Maturo



......-Canto en el viento y es un viento oscuro
el que en mi pecho canta.
Triza el aire el graznido de un pájaro que agoniza
entre palmas caídas y abandonadas.

Dónde estás, Anabel de las colinas,
junco, jaramabo, uva dorada,
dónde estás.
El perro que amabas gime en el jardín
y en la casa danzante como un barco
sólo veo una triste marioneta
bailando un tango cruel.

Quién sostendrá la rosa, el débil fuego
de ramas húmedas y crujientes.
Quién cuidará la frágil porcelana
esparcida entre piedras grises.
Ya no pondrás tu mano sobre mi cansada
frente para decirme: Es la alta noche,
duerme.

El viejo piano ríe con su risa macabra
y se ha roto el espejo que guardaba tu rostro.
Sobre mi puerta crece una amapola gigantesca.

© Graciela Maturo

Poema de Luis Alberto Ambroggio


POETA MENOR

Lo ha nominado poeta menor
(en países menores, Minorca)
porque las metáforas no son del todo caprichosas
ni suman magnitudes el rasguño de sus rimas,
las sílabas rebeldes sin acentos
o desubicados, parecen que no cantan.
Están muriendo varias veces y no son versos.
Tampoco ha creado movimiento alguno
ni desplegado manifiesto.
Muerto solo aparece a pie de página.
Sin convicción se declaró poeta ínfimo
con poemas cortos (largos que epitetaba cortos).
Escapaban a su jerarquía y bolsillo los mayores.
La sangre era un mundo que lloraba versos.
Los pájaros llevaban sus alas a otra parte.
Como poeta menor sus obligaciones aumentaban
en proporción inversa al reconocimiento.
Es que el tiempo sembrado en un poema
no pide limosma a los críticos perversos.
Pero los duendes no lo dejaban tranquilo
ni la paz o dureza de las páginas en blanco.
Recogía diptongos de los árboles y sin tregua
Escribía versos como escribía, escribía como vivía,
(amor es un verbo),
mas le faltaba deletrear el mar o el sol,
descuartizar el arco iris de una forma refinada.
Y morían tantos en la selva
que su beso indescriptible escapaba a la lectura,
le temática prohibida hacía enrojecer
de éxtasis a las sabias campesinas.
Era asunto de integrar alguna que otra antología
publicada en Sarajevo
o en otro paraíso de trágicos menores.
Pero escribía el ala en oraciones.
Un piloto le pidió un día enarbolar
sus versos como citas o lemas
en la cola de su avioneta casi de juguete
y en ese momento vio sus versos
como estrellas en un cielo,
una basilica mayor, un beso al infinito.
Se despertó entonces preguntándose
con la baba cayéndose en su boca abierta
¿Por qué no seguir siendo niño
..... y jugar a escribir?

© Luis Alberto Ambroggio

Poema de María Eugenia Caseiro



diabolus

las horas que hasta aquí

engarzan el poema de mis días
escapan del espejo
como el ojo apagado
de mi otra media cara
tras el perfil insomne
en que la oreja impávida
perennemente escucha
la nota maldita
de la que habló chavarri.

© María Eugenia Caseiro

Poema de María Amelia Diaz


La muerte de las flores

Unas flores inválidas y azules se desvisten en el florero
con suaves movimientos de arabesque abandonan sus cabezas
bajo la cadenza de alguna brisa que entra sutil por la ventana
Entonces ellas, las ahora marchitas, abandonan sus pétalos uno a uno.
Como En La muerte del cisne,
las flores entraron en escena sólo para ofrecernos la magia de su muerte
Ellas, las que conocieron la libertad del viento y la fresca aventura de la lluvia,
las que durmieron palpitando bajo un techo de estrellas,
pequeñas pávlovas de florero
(Tout son col secouera cette blanche agonie, diría Mallarmé en su poema)
inician su último gesto de abandono,
se inclinan

y dejan sus pétalos sobre la mesa.

© María Amelia Diaz

Poema de Fernando Luis Pérez Poza



TODO, TODO ME PARECE PLÁSTICO

Todo, todo me parece plástico,
el absurdo confeti de una nada
que estruja en los dedos la idea
y ahoga la tinta en palabras
y en hielos de númen solitario.

Ayer se escribe con letras que duelen.
Una "a" estúpida que recuerda el antes.
Una "y griega" tonta que rememora el cáliz
y se bebe el poco tiempo que nos queda.
Una "e" que espanta y es espasmo
escondido en esa especie de efigie ebria
que exuda extrínsecos extravíos.
¿Y qué decir de la "erre"?
Esa rémora que rueda
y recuerda a un rabo de rábano retorcido.

Todo, todo me parece plástico,
hasta el azúcar que sorbe
el intestino del agua
y atraviesa el éter de una tarde homicida.

Hoy se escribe con hache de humo
y de heno y de hueco muy hondo
y de hilos que hunden al hombre
en humedades de herrumbre heterodoxa.

Todo, todo me parece plástico,
hasta los besos blandos de tu boca barata
y buhardilla borracha que buscan barrancos.

© Fernando Luis Pérez Poza

Poema de María Teresa Archina


LA VIDA TIENE UNA MÚSICA DE FONDO

“La vida tiene una música de fondo”
Juarroz

La vida tiene una música de fondo:

La sonrisa del hombre,
sus palabras
a veces dulces, otras amargas.

El canto armónico de los pájaros,
el ulular de viento.

La naturaleza toda tiene su música,
sólo tenemos que aprender
a escucharla.

© María Teresa Archina

Poema de Mónica López Bordón


MIRA: EN TUS OJOS LOS MÍOS

Mira:
Pienso engarzada en estos ojos míos
este cuerpo que se bebe hasta el fondo de mí
y que vive conmigo.
Soy aquella de mirada encandilada
que corteja el friso de silencios que me tocan
y los dibujo sobre un puerto a la deriva.

Escribo sobre el nácar de Venus las tablas de la ley,
los destinos posibles, las variantes del tiempo,
una tarde imperial o algún verso de primavera.
Rosas abiertas que florecen en tus ojos,
en los míos.

Mira:
Me quedo cautiva en el misterio de la piel
que te escucha, ya, sin nostalgia.

© Mónica López Bordón

Poema de José Enrique Ramírez Aguilar


"Melancólica"

Doblada amaneció la música férrea.
Réquiem del guijarro suntuoso.
Mirada de limbo al nombre deseado.
Fantasmas del silencio destemplado.
Solamente la ausencia es armónica.
Laude pletórica de signos compasados.
Si la última nota es la más melancólica: tú.

© José Enrique Ramírez Aguilar

Poema de Magdalena Guerrero Martínez


Brindis para un toro

Toro tinta negra,
burel de satinado desnudo,
refrena furias y no hagas rondas,
tu indignado bufido augura arena
salpicada de rojo.

Desdeña al viento de capotes y muletas,
que la vida es corta y las banderillas…
muchas.

En el ruedo que abochorna,
tu fogoso correr se topará
con un figurín ataviado de seda y oro,
quien después de emborracharte
estará atento a tu descuido
para clavarte la muerte.

Al ser astado reluciente de luna llena,
no te deslumbras con atuendos de luces;
desconoces ternos, coletas y cremalleras
que esconden el orgullo del dúo colgante
de quien hace el paseíllo
obsesionado con humillarte.

Tan sólo quiere pasar
por su cintura,
tu embestida.
Ignóralo aunque grite sordo,
salive seco, gire altivo,
o caiga descompuesto:
es solo sombra cargada de galas y acero.

No te agaches ni lo persigas,
cánsale el ansia…
quizás, en un alarde de la suerte
o en la suerte de un alarde,
te regresen a los campos de tu querencia
...recuerda que la vida es corta
y las banderillas,
muchas.


© Magdalena Guerrero Martínez

23.2.11

Poema de César Cantoni


EN EL SUBTE

Durante todo el viaje
–tenías el pelo suelto
y la boca pintada–
contemplé tu rostro
espejado en la ventanilla.
Eras tan atractiva
sobre el vidrio desnudo
que aún vivo enamorado de un reflejo.

© César Cantoni

Poema de Juan Carlos Rodríguez


Revivamos

Podría hablar de pieles suaves
de temblores, de lenguas victoriosas…
de humedades y turgencias,
o de la vegetación de tu bosque…

esos recursos que utilizan los poetas…

y no sé si de ese modo
habrá exactitud en el relato
o tu follaje aparecerá
en su vibrante suavidad.

Prefiero decir
que los tilos están madurando
que las acacias nos sorprenden con su aroma
y que la luna se posó sobre las corolas.

Vamos. ¡ Es urgente!
Despojate y revivamos.

© Juan Carlos Rodríguez

Poema de Elena Cabrejas


COMO UN PÁJARO EN LLAMAS

.........................( a una madre soltera)

Yo canto sobre tu vientre henchido de amor
y de inocencia.
Sobre la curvatura de tu falda
como anuncio a la vida
para jueces oscuros
que escriben tu condena.
Yo canto a tu intrepidez
de frágil muchacha acorralada
en una selva de pequeños insectos
con fría piel de lagartos en celo.

Porque te alzas
más allá de lúbricas brujas
con risas desdentadas
porque atraviesas todos los murmullos
como un pájaro en llamas.
Y tu fuerza es una afrenta
para la falsedad
de tantas bestias en fuga.

Por eso yo canto sobre la soledad
de tu espera
sobre las nueve enaguas que te cubren
con olor a niño y a abandono.

© ELENA CABREJAS

Poema de Conrado Alzate Valencia


SI YO FUERA ÁRBOL

Si viniera de los árboles que han crecido
en la ribera, sería verde, más alto que el abuelo
y conocería todas las canciones del río.

Si fuera madera del bosque, estaría en una puerta,
en una ventana o en el techo de una casa tibia,
pequeña y humeante como la cocina de la abuela.

Sería un ser silencioso como los peñascos,
amigo de la soledad y de los espíritus montesinos.
Si yo fuera árbol, sería la morada florida de los pájaros.

© Conrado Alzate Valencia

Poema de David Rosario Sorbille


LA CEGUERA

Es el hombre,
y nada mas que el hombre
que da vueltas y vueltas
buscándose a sí mismo,
pero es tan mezquino
que su ceguera lo pierde
en el medio de un bosque
rodeado de incertidumbre.

© David Rosario Sorbille

Poema de Ana Rosa Bustamante Morales



Oda al bailaor de flamenco

I

¡Silencio¡
¡Silencio¡
Dejad oídos al cristal de sangre
que se aproxima desde lo lejos,
como una espiga que no respira
como un niño en mis brazos muerto.
De oscuro desfiladero se aproxima
un hombre ebrio,
pulsa una sombra
sus tacos
y erguido entre silencios,
que acribillan sus caderas
¡qué muslos!
¡qué garbo!
cintura trémula
como vísceras en llanto.

© Ana Rosa Bustamante Morales

22.2.11

Poema de Leonardo Martínez


ENCANTAMIENTO

Anochece
Alguien canta con voz apagada
En el cañaveral cercano
las ranas plañen y sobre el árbol oscuro del traspatio
un pájaro lastimero pía
Las sombras se agolpan a esta hora
Alguien
canta a media voz
Nosotros sabemos que en la casa el padre muerto
enciende la lámpara mientras los perros lamen
las puertas cerradas del invierno
La luz convoca a los hermanos
Uno trae el corazón equivocado
otro los huesos divididos
otro una mirada húmeda de bosque
El padre después de rezar comparte la comida
En la ventana del salón resplandeciente
un gallo anuncia el alba
Amanece
Alguien empieza un canto distinto

© Leonardo Martínez

Poema de María Laura Coppié


Develación de los ciruelos

Se nos van
sin saber
dónde
ni cuándo.
Con el manojo de llaves
que abre todas las puertas:
las de ir a jugar
y las demás.
Con las valijas de sueños,
con las fotos no sacadas,
con las eternas madrugadas.

Y se pierden las esquinas,
se nos borran los mapas,
las margaritas
nacen todavía más pálidas.

Olvidamos simplemente
cómo ir de safari
por nuestras vidas.

Si los amigos se van
ni nosotros nos llamamos.
Callamos para siempre.
Naufragamos.
Para siempre.

© María Laura Coppié

Poema de Cristina Chaca


La Pérdida de la Virginidad
Paul Gaughin ( 1848-1903)

RE - CONOCIMIENTO

La procesión quedó por fuera.

abandonó la azul inocencia del mar,
y en la discreción del bosque
erigió la memoria de su estirpe

fue la ceremonia del cuerpo conocido,
el rescate de lo que jamás entregaría
y la adopción de la piel del lobo
– para siempre –


© Cristina Chaca

Carta de Leonardo Gastón Herrmann


Carta Sexta

Soy el extraño.
Mis ojos, oscuros sobrevivientes del diluvio,
cuelgan, atados, en el abismo.
Tantos espectros sobre esta Tierra arrasada.


P.D.: ¿Cuál de todos los viajeros es mi fantasma?


© Leonardo Gastón Herrmann

Poema de Madeline Millán



las estrellas pentámeras como palmeras


o almohaditas
para poner alfileres inocentes
Necesitan de otra estrella para ser multiplicadas,
no son buenas amantes ni madres
desparraman huevos y se van
sin importarle si les falta a las cinco de la tarde
una pata

cortadle un oreja a una estrella
un brazo un ojo una mano una esquina
todo da igual si donde come mira y con su boca besa
o con su boca entran a su ser para preñarla
y dejarla atada a más estrellas
y esquirla y astilla desprendida de una piedra,
de un cristal todavía los mortales palabras buscan ¿y?

y de ellas hacen versos ¿para qué?

una boca reversible de estómago sirve,
escindida promete borrarse en la arena
con sus cinco dedos mojados, multiplicarse
por si no captan el mensaje ulterior,
¿hablo de las estrellas?

© Madeline Millán

21.2.11

Poema de Edna Pozzi


Y una tarde de luces y caballos
tomaste un color de malva
una definitiva lejanía.

Fue por dejarte ir
por permitirte cazar en los bañados
una garza rosada
por no haberte enseñado la belleza
ni tocado tu pelo con perfumes de oriente.

Por quedarme a esperar
esa miseria
de luz que llegaba con mayo.


© Edna Pozzi

Poema de Norma Segades


Amor a hurtadillas.

Clavado en mis entrañas,
como colmillos
......... o estiletes ebrios
de vinagre y escarcha,
sin soles,
........ sin senderos al ocaso,
sin manos alfareras despeinándome el alba...
este amor a hurtadillas que ejercemos
sediciona la piel
......... bajo mis máscaras.
Este amor clandestino,
........borrascoso,
hecho de espera y lágrimas,
deshila brazaletes,
estigmatiza cruces en mi espalda,
descobija sayales amarillos,
agoniza de amor
......... sobre la almohada.
Y de pronto,
........tu nombre en la memoria,
tu voz atravesando mis murallas,
las huellas de tus besos
incendiando el desorden de las sábanas...

y ya no necesita de intemperies
ni anillos
......... ni palabras...
Se bebe su calostro de mendrugos,
se acomoda
......... su aroma transgresor en la solapa
y sale a desafiar las ceremonias,
los índices,
....... los rostros,
....... los sueños en rodajas...
Este amor a hurtadillas que amamantan
grávidos girasoles
........encendidos
........en antiguas fogatas

© Norma Segades

Poema de Alejandro Schmidt


Sol

Cuando comencé a correr
mi madre se asomó por la ventana
y me enganchó la sombra

pero
¿qué hacés querida
no ves que necesito
su refresco?

sonrió
y con sus dientes dorados
me arrancó el corazón

mi corazón de los sueños y el verano
mi corazón entusiasta

y he seguido hasta ahora
cuidando este cuerpo robado en su descanso

bajo el sol

de los hombres.

© Alejandro Schmidt

Poema de María Julia Druille


Pulpa verde

como quien compra el primer melón
de temporada
lo huele y se encandila de amarillo
y de temblores viejos
después lo levanta más allá
de su cabeza
lo examina
pide tres deseos
lo rebana en trozos generosos
sorbe el jugo y de la boca
dulces ríos la memoria
me chorrea cine arte
medianoche
el hombre con paraguas
en un húmedo Paris
de celuloide
luego la cáscara despacio
la pulpa verde quedará para el final
desde otra mesa esa mirada
el café después del cine
derriba puertas

© María Julia Druille

Poema de Elvira Alejandra Quintero


El abuelo, el padre

I

SOY EL beso de mi padre. Su ausencia y su pregunta.
En mi boca llevo un torrente y en mis ojos un punto inalcanzable que hurgo sin cesar.
Pues mi mirada está hecha de la suya
De una ansiedad pasiva
De una furia domesticada.
Al torrente busco dar un perfecto cauce y muero diariamente en el intento, mas después vuelvo a vivir sin poder dominarlo.

Soy la maga que ha recorrido el mundo buscando la fórmula y puede ya reconocer el desespero que se gesta en su alma.
En las altas noches, cuando han llovido mil preguntas de sus labios rojos, y han besado el aire y el vacío.

© Elvira Alejandra Quintero