Poema de María Alicia Gómez de Balbuena
Canto a mi padre
Cada mano es una vida, reflejada en sus venas
Y al pensar en mi vida compartida con vos:
Mi papá, mi refugio, relicario de niña
Y si fuera una mano ¡Es tan pequeña la mía!
De apenas cinco años y seis latidos suaves
Que sólo en treinta días
¡Morían a otros treinta al saber que no estabas!
Transitando mis sendas me fabricaste duendes
Asida a tu recuerdo sostuve mis derrumbes
Cada latido significó tu ausencia, mes a mes.
La misma ausencia que la memoria grita
Cuando hilvana mis canas, con igual añoranza.
Tus fuertes brazos levantándome en andas
Tus grandes manos calcándome un buen chirlo
Añoranzas que me hablan también de tu dulzura
Cuando el paseo sabio
Imponía a las siestas, dándome tu ternura.
El cielo se agiganta en mi corazón dormido
Me dicta tus abrazos y hoy entiendo tus chirlos…
Papá de mi niñez ¡Papá de mis angustias!
Hoy la vida me ha dado estos dones sagrados
Dones que me engalanan al brindar en palabras
¡Y grito tu presencia, al levantar la copa que te imagina vivo!
Aspiro tus aromas de hombre envejecido
Y acurruco los míos…
Y sacudo añoranzas, porque tú estás conmigo.
© María Alicia Gómez de Balbuena
9 Comments:
Bello. Qué bueno haber tenido padres que hacen nacer poemas.
"...y grito tu presencia al levantar la copa que te imagina vivo..." En esa presencia está la ternura invencible del amor.
José Manuel Solá
[Puerto Rico]
Un gran amor al padre perdido que permanece en la emoción de las palabras. Saludos poéticos Irene Marks
Un poema que derrocha amor por cada sílaba.
Maravilloso!!
un cariño
gracias a todos, queridos de mi alma...
mil gracias Nerina, admirada poeta
Gracias José Manuel...Me hace sentir muy bien tu comentario
Mil gracias Irene
¡mirá quién lo dice! GRACIAS MIL
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