24.7.07
Poema de Cristina Pizarro
COMO UN PEREGRINO
“Y sin embargo has visto el miserable revés de cada trama.”
............................................................Olga Orozco
Como una ostra cerrada está mi corazón
albergando perlas de agua que fluyen
sin detenerse;
más lejano y triste que una roca tapada
por la arena sobre las playas del tiempo,
como un peregrino que busca la salvación
en el camino largo e incierto,
donde el sol y la luna comparten
el espacio en el cielo,
así está mi corazón, encerado entre las piedras y la piel
Cuántas tormentas y voces se entreabren
al borde de la fuente.
Cuánta sangre mortal
al inquirir el fuego
de temores y venganzas.
Casas, calles, árboles, faroles
veredas con nostalgias de bicicletas
y bichitos de luz jugando a la mancha.
Cuánto polvo en el aire y las distancias
sin nombre;
y avanzando a ciegas con la esperanza del vuelo
sumergido en el refugio del ayer,
penetraste en las avenidas de dolor
y sin destino,
y viste luces ilusorias, escudaste palabras
viejas y nuevas
que van armando el texto de la vida.
Y entre la risa que sacude fue creciendo
el soporte de mi cuerpo
dejando inmóvil mi deseo.
Como dos rostros en pugna que reflejan
sus marcas en el agua
has visto el miserable revés de cada trama.
© Cristina Pizarro
Poema de Ana Guillot
31
1.
sobre la alta torre la túnica de andrómaca
vela la distancia
entre las naves argivas y su cuerpo
y disuelve la luz
líquida como el mar que la circunda
el aire se desliza apenas
sobre el pelo
ella sostiene la cabeza
con la altivez propia de su rango
pero sus dedos
buscan el costado temeroso
(los versos que homero cantará)
una mariposa se detiene en su hombro
y ella la aparta
con un gesto improbable
es húmedo y pesado el aire
ahora
mientras late
la memoria del gesto
en su cintura
© Ana Guillot
Prosa de Myrtha Milella
Con harapos, la vida te vistió de mendigo. El tiempo de sombras nubló tu rostro, extendió tus cabellos hasta empolvarlos de cenizas. Una larga barba esconde tus facciones mustias. Miras a quien pasa con las esteras de tu ojos muertos, mirando al viento.
Tu casa, una vereda dura y fría, tus mantas, las hojas de un árbol que te cobija cada amanecer. Tu delirio, la puerta de entrada a la casa de estudios.
Me contó una alondra un día fuiste un brillante estudiante de Medicina. Los desvelos mojados de mate y pan quebrantaron tu mente y resbalaste por el precipicio de sombras. Fue vertiginosa la caída al desvarío.
Tu nombre? uno de los tantos de los que por la institucion pasaron. Tu imagen permanece en el olvido, parte de los infortunios a que nos tiene acostumbrados la vida.
Mirarte, hablarte, tenderte la mano es igual a verte vivir muriendo en la vereda.
© Myrtha Milella
Poema de Amado Storni
EL HOMBRE Y
EL Hombre se enamora de
creyendo que le será fiel para siempre.
Es por eso que el Hombre vive,
se hipoteca,
hace planes,
sueña y se ilusiona.
Es por eso que el Hombre
invierte en futuros imperfectos,
en futuros imprecisos,
en futuros razonables.
Viaja por el mundo
con la maleta sin hacer
porque se cree que
es ese tren de cercanías
que espera siempre en la estación.
Pero un día,
cuando cree que el mundo es suyo
y que
que es paciente y está sola,
se lo lleva a vivir siempre con ella.
Y deja el mundo a medio hacer,
las luces encendidas,
el video programado,
la pasión en los felpudos,
el Amor recalentado,
las puertas del dolor sin cerradura,
la ropa sin doblar en los armarios,
el tiempo dislocado de futuros,
la carne congelada en la nevera,
Y deja corazones destrozados,
inconclusos,
malheridos,
corazones desvirgados por la angustia.
Y deja corazones mutilados,
solitarios,
indecisos,
corazones infectados para siempre
por el lento caminar de la tristeza.
Corazones como el mío.
Y es que a mis años
y después de ver como
se llevaba a mi familia,
se llevaba a mis amigos,
sé que cuando doblan las campanas
están doblando por mí
y que
puntual y seductora,
es la más fiel de mis amantes.
© Amado Storni
23.7.07
Poema de María Malusardi
uno sabe que no puede convertirse en nada descabellado al viento cuando dialoga con un pescador uno sabe que el mar es silencio y rebeldía en la inacción uno sabe que perderse en otra piel es desandarse de uno mismo está escrito sellado en la arena
por qué un punto en la duna luego nada?: perderte luego encontrarte luego perderte: detrás de cada instante de placer la vida trama una pequeña desilusión
qué espera el pescador más que una mujer triste atareada en la escama? barcos que la mujer de sus ojos desquita? su cara astillada en la arena? un poema que desahucia en el caracol?
debo romper la idea después de descubrirla la distraigo la desvío hacia otro derrumbe del lenguaje escribo en la arena lo perdido en tus ojos
la derrota del pescador: fui esa mujer triste atareada en la escama? tu cuerpo en mi boca muriendo? este pez despalabrado y solo?
te escribo no para perderte sino para arrimarte esa lejanía siempre planifican las dunas para nosotros: vos allí yo aquí anhelándote sábana de cuna entre los dedos y las aves de los tapices me regresan la orilla al párpado
© María Malusardi
Poema de Marizel Estonllo
Danza
Un gesto atraviesa el espacio, hace nacer la forma.
La forma se entrama con el tiempo
Y lo extraño de nosotros nos danza.
Del temblor al estremecimiento los lugares surgen del espacio.
Giros y piruetas para descentrar al vértigo.
Inhalación del movimiento en el pliegue.
Espasmo del dolor vertebrado en el arco de la angustia
en el latigazo del lamento.
Acariciar lo inefable.
Entrever en la extensión de la mano el roce de la piel de Dios.
Elevar los pies con la elocuente amplitud de la fe,
con el coraje del salto,
las diagonales del tedio que fuga,
las espirales del asombro y la pasión,
el desafío de la dicha en el vértigo del infinito.
Planos y densidades en los torbellinos de la furia y el pánico,
languidez que cae haciendo lluvia en la tristeza...
Un cuerpo es el soporte... Un columpio entre cielo y tierra.
La excitación de un vacío que gravita en el crepúsculo.
© Marizel Estonllo
Poema de Mary Acosta
ANCLADO GLAMOUR
Supuran cruces doradas
sobre el pubis húmedo de la ignorancia.
Soberbio glamour
burla la sabia sucesión del tiempo,
por años cómplice de conjugaciones caprichosas.
Elegancia de encajes cautelosos,
cobijan misteriosas perlas negras,
ancladas sobre cuerpos demenciales.
Apaleadas por exiliadas razones,
menean en los pies del delirio
la alquimia del mundo,
y la espumeante palabra: prejuicio,
bajo la psicótica y afrodisíaca apariencia,
de ser oruga lúbica desnutrida de afecto.
Poema de Ricardo Rubio
CLAVE DE MI
Recuerdo el lupanar donde las diosas
... bailaban con mi música.
Fueron horas de labios desiguales,
de ondulación, de presbicia,
y aún era temprano para las congojas.
Las manos buscaban el abismo,
seguras de volar desde la inercia al asombro,
desde el invierno a la risa.
La sombra que avanza en la tarde
no sabe de perlas
ni las intenta.
Poema de María Cristina Azcona
Abre sus pétalos de terciopelo
Mientras la cubre gélido rocío,
Hecho de lágrimas que forman río,
De los que sufren sin tener consuelo.
Rosa el fulgor ya desvanece el frío
De su color bajo un celeste cielo.
Ya ni el dolor, el miedo o el flagelo
Sobreviven ante su aroma pío.
Quiere darnos paz bajo un sol dorado,
Esmeralda el cáliz, la faz sedosa...
Flor que nos da su fruto, generosa...
¡En vez de muerte vil y guerra odiosa!
© María Cristina Azcona
Poema de Ramón Rojas Morel
VOLEMOS JUNTOS
Justo cuando estoy
por retomar el vuelo
la piedra de tu honda
golpea mis alas, mi cuerpo,
mis sueños y esperanza...
Lo triste es que cada vez
tardan más en curar
mis decepciones...
y los paisajes que
en algún momento
fueron bellos y nuestros
se vuelven agrestes...
Ya no sirve el te amo,
aunque te ame,
aunque me ames...
Ya no compartimos
el vuelo...
Pero creo que mañana
estiraré mis alas,
olvidaré mi cuerpo,
sonreirá mi espíritu
y volaré a buscar
el sol...
© Ramón Rojas Morel
22.7.07
Poema de Edna Pozzi
Poema XIII
Soy como la que fui, como el pasado soy Teresa
En la calle me bendicen y besan el borde de mi falda
Mi abuela corta panes de salvia para alimentarme
En los pasillos de los claustros camino lentamente
dejando gotas de sangre
Soy como la que fui, santificada en fortaleza y alegría
Uso un idioma delicado reservado a los ángeles
que en tropel me acosan y a veces me iluminan
Soy la riqueza y el esplendor de Dios
La mujer de las moradas profundas, del encuentro y el goce
Soy como la que fui, la inaccesible roca
la resucitada
Soy la que te ha engendrado para que vivas un instante
y me hables del amor pequeñísimo y frágil
que no puede entrar en mi casa
y grita inútilmente en las calles con estridente voz
Soy la vigilia y la perfección del consuelo
quien cerrará tus ojos y cubrirá con mantas
tu cuerpo desnudo
Soy como la que fui, el laberinto, la extraña
que en el pasado dijo amarte
soy apenas Teresa, la puerta de la clausura
el amor terrenal más valiente y gozoso
Soy lo que resta de la pérdida atroz
lo que no acaba nunca
Soy este triste tibio triste corazón desolado
© Edna Pozzi
Poema de Luis Benítez
DEL UTERO A LA TUMBA UN SUEÑO TE LLEVARA
Del útero a la tumba un sueño te llevará,
desnudo, el escarpín y la mortaja hechos de la misma
... seda.
Un sueño con mejillas de pétalos que martillea en tu
... mente,
un beso helado, un golpe en la nuca dado
por un desconocido con guanteletes de hierro,
sonando tras tu puerta en el cerrojo.
Fantasma de metal tu cuerpo,
desde los cortos pantalones al bastón del viejo
transitado por extranjeros que se acercan a escrutar
... tus vísceras
y las señales del cielo con sus dedos de muerte,
verás asombrado cómo la cuchara colmada
deposita por igual besos y mordiscos en tu alma
... cóncava.
Del útero a la tumba,
clavado a la tierra que sólo se abre dos veces,
tus ojos noviando con las fotografías
verán al niño libre de pecado y cicatrices,
diáfano, aunque su llanto presienta
y al hierro del amor marcándote la ingle
y al molino del olvido girando, por un viento de huesos.
Del útero a la tumba un sueño te llevará,
las riendas hechas trizas en ese torbellino,
en dos segundos de setenta años,
sólo una muesca, en un reloj enorme.
© Luis Benítez
Poema de Norma Fumero
por indicio de noche de vino de palabra
mano la tuya entre pulóver y corazón de asombro
ser y no ser destino sangre desprolija
abierta única idéntica espuma
piel a piel uno en mil
nos estamos
................................... mirando
................................... muriendo
dos en los otros
nos permanecemos en la boca de la luna
© Norma Fumero
Poema de Lidia Cristina Carrizo
DISEÑO
Esa particular manera
de llegar hasta mi suelo
y erigirte en montaña
al contacto emitirme
un ramillete de estrellas.
El mar a mis pies descalzos cubre con salitre.
Montículo marino, con ojos de niño y mi tierra blanda
para recibir tu calma y reprimir el grito del albatros!
Soñaste acaso este diseño?
bulliciosa noche que desciendes
del mar y avanzas con tu genio
moldeando mi rostro, mi cuerpo ...
y en tus manos ese ramillete
de estrellas para las mías vacías
que dejan tus huellas ...
Mis pies ...hundidos en tu arena!
© LIDIA CARRIZO
Poema de Luisa Berutti
Prometeo
En un abrazo alado
me asomo con él
a los lugares pensados del espacio
con la libertad del viento
que nos lleva
veo la luz de la esperanza
que ilumina la tierra
la energía de las estrellas
y la velocidad de ser
humanos en el poema
con la levedad
de una pluma
mi alma
es como un pájaro
en el desierto del aire
despojado de fronteras
no he llegado
al destino incierto
sigo navegando
para descubrir
lo que aún me espera
© Luisa Berutti
20.7.07
Poema de Gabriela Delgado
En el andén
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados"...
Jorge Teillier
No tendré más que sentarme sobre el cemento
del andén de la estación Patricios
para apropiarme de su magia.
Repasar con los dedos
cada minuto dibujado en la rayuela del tiempo.
Sentir el vaivén del fantasma
que quedó entretenido entre boletos y encomiendas.
No necesitaré más que la osadía de mis ojos
para impregnarme de viajes.
Ni más mansedumbre que la del silencio
para encender el metálico canto de rieles y ruedas,
de motores y campanas ruborizadas de viento.
No me hará falta más que el corazón
para heredar la leyenda del olvido.
Ni más piel que la puesta
para enmarcar un remolino de emociones.
Se volverá tan ancha el alma y tan claros los gestos
que todo brillará en gama de sol y verdes.
Tan intenso será el perfume de la tarde
que no tendré más que sentarme en el andén
para impregnarme de duendes
y sellar un momento inolvidable.
© Gabriela Delgado
Foto: Patricio Coullery (Vías de Mocoretá -Corrientes-)
Poema de Eduardo Quintana
Entre
Te vi por la mañana, y estabas calma.
Más, cuando hablé contigo sentí que
no sentías nada, ¿he perdido tiempo
con un cuerpo inerte que habla, pero
que no piensa ni siente?
Me asusté al oírte porque creí que
no estabas, pensé por un momento
que no aguardabas nada, sentí de cerca
el rubor y la misma historia de hablar
con una silla.
Sólo, que a diferencia de la madera trabajada,
tú ni siquiera me escuchabas.
Te encontré nuevamente por la tarde,
te noté un poco preocupada,
¿molesta por qué? Pensé desde mis entrañas,
¿será que siente algo realmente en la casa abandona
de las luchas diarias con la vida cotidiana?
Me dijiste que una vez alguien te partió
el corazón y por ese supuesto amor
que no duró, ya no tendrías compasión.
Más, te advertí que no dijeras ya nada, para
que continuemos viendo el atardecer
que tímidamente se apagaba.
Me preguntaste ¿qué me pasaba?
Yo te dije te quiero, sin saber por qué
ni cómo, ni cuándo.
Te reíste de mis sentimientos
y yo, lloré sin consuelo.
El mundo es basura desde su nacimiento,
me afirmaste, cuando ya otros amigos,
a lo lejos, traían algo grande, de madera,
como la silla también, era una escoba larga
que me decía: vámonos, que la suciedad
es tanta, que
hoy y siempre, ser limpiada.
Poema de Guadalupe Wernicke
Benito
él nació afuera de la ciudad
en un pozo
su madre rompió bolsa por descuido
y lo atajo de cuclillas
sollozando
él jugo con pelotas de papel
con polvos
entendió que nadie mas lo atajaría
perdió sus dientes
perdió la opción
se volvió bolsa de plástico en el viento
y cayó en la trampa
de los que creen distinguir cosas
tener soluciones
y por ser institución ser maravilla
desde cuándo
toda esta omnipotencia
resultó
desde quién
no somos nosotros
ese personaje traicionado
por sí mismo
y por el pozo y por la madre
y por los dioses
por el polvo
sigo preguntándome por qué
© Guadalupe Wernicke
Poema de Anamaría Mayol
EN TUS OJOS
y me crecieron alas
fui árbol
...............nido
Llevo el rumor del viento
entre mis ramas
y deambulé en el aire
como espíritu
sobre mi propia sombra
y otras
trasmuté golondrina
Por que fui fuego
me quemé en mi hoguera
aún ardo en las voces
en las palabras enciendo el fuego
Por que fui agua dulce
agua mar
apoyé los ojos en un torrente
deslicé laderas
y supe del oleaje
Por que volví mujer
me quedé en tus ojos
condenada
porque el amor desnuda
los signos del lenguaje
y las palabras llueven en tu nombre
por que sos
por que soy y somos uno
por que si
..............por que no
este poema
© Anamaría Mayol
Poema de Marian Muiños
HOY ME VI TAN LUNA
Hoy te vi tan luna
sin ser media
ni entera
ni blanca.
Alternadamente
asomándote
calle a calle
el autobús
rodando
rápido.
Y tú, fugaz:
tres cuartos de luna
irregulares
-cobre de luz
y no blanca!
La noche arriba
a tu izquierda,
disimulando
tu escasez de luna.
Y tu gravidez visible
pariendo sueños
de hijos que no nacen
de madres que no sueñan.
Pariendo la noche entera
tu hechizo
que nunca cesa.
Ni siquiera
con
Ni siquiera
cuando apenas te miran los poetas.
Ni siquiera.
© Marian Muiños
19.7.07
Poema de Alejandro Mauriño
ESPINAS
Una espina vertical me atraviesa.
De óxido y acero ella conmueve
todo el orgullo; es fina y aviesa
como el dolor, y más aún, aleve.
Otra, horizontal, me crucifica:
sangra mi soledad y siento el daño
del sinuoso azar, de la maldita
arena que el tiempo hace en los años.
Metáforas al fin, que yo preciso
para contarte lo que más me hiere:
al otro día ví que el paraíso
estaba en medio de tu cuerpo, Tere.
©Alejandro Mauriño
(De "Otros poemas", 2000)
Poema de Roberto Roséndiz Carmona
BEBER NO SIEMPRE MITIGA
En más de una ocasión la he bebido
he apresado sus labios y el sabor de su lengua
suavemente
he libado la esponja dulce
el suspiro que escapa desde el fondo,
inesperado.
La esperaba desde ayer
desde siempre
como esperan los náufragos
como esperan los desesperados
como esa niña que sueña sus quince años
en medio del dulce aroma de su sexo.
Jugar a amarse
a perder algunos sueños
tan sólo por encontrar motivo a la existencia
jugar a perderse
a paladear esa humedad que brota perfumada
más allá de la ciudad
que duerme la siesta de las cuatro.
Amar sus ojos
el brillo mortecino
abrir las alas
volar desde lo alto para invocar su nombre
navegar sobre la espuma del mar
pescando la esperanza
sentir en la lengua
el sabor salado que escurre por la cara.
A veces
tembloroso la busco urgentemente
diez segundos nos bastan para atrapar cometas
nos bastan para probar la carne
el silencio desnudo
la piel de siempre
la luna que se esconde entre las nubes cuando llueve
la nostalgia que nunca termina de cocerse
La media noche me recuerda el triste canto de los grillos
el croar de las ranas que habitan en el patio
la espalda fría recostada en el mar de la melancolía.
Ayer
solté una paloma
para que buscara una morada en donde guarecerse
un suspiro que volviera a ella
sin que doliera demasiado
un manifiesto de ángeles caídos
con las dudas de siempre
envuelto entre conciencias atrapadas
y unas ganas tremendas de abrir las cordilleras
para encontrar las ventanas que abrirán al mundo.
La he bebido
como una taza de café a las diez de la mañana
para sentir
el luminoso sabor de la negrura
la hermosa existencia
de un ser sin paraíso.
© Roberto Roséndiz Carmona
Poema de Nélida Isabel Serra
IMAGEN
Los muros aún conservan
... el color ocre
. gastado de soles
.... de lluvias
..... de vientos.
En el fondo del patio
la estatua melancólica
... extraña el agua fresca
..... sobre el mármol poroso
y las piedras del camino
... bailotean jadeantes
..... bajo mis pasos.
Morada de días jóvenes
las horas acechan detrás de tu sombra
... húmeda por la hiedra
..... que no desiste en abrazarte.
Los balcones desnudos
saludan en silencio
y dejan escapar un bostezo aburrido
....... entre rejas oxidadas.
Vuelvo a pasar frente a tu puerta
soy la mariposa que no sabe fingir
... que envejece con vos
........ con tu cansancio.
©Nélida Serra
Foto: Gustavo Tisocco (Jardín Botánico de Buenos Aires)