30.1.09
28.1.09
Poema de Alexandra Botto
Si el Show debe continuar…
Sigues en la Corte
con los reyezuelos y las cortesanas
en tu reino andaluz y de cristal
Ése eres tú
el de la esquina
disfrazado vendedor de palabras
escribiendo en las paredes
leyendas de amor obscenas
Te han visto también
gritar en las plazas morral al hombro
y papel en mano pasando lista:
Músicos
Pintores imitando la luz
en los agujeros de las calles
Danzantes sin pañuelos junto a
borrachos malabaristas del dolor
bohemios de rincón de cantina
y sus viejos amores asomando
entre vapores de alcohol.
Y cuando te alejas en tu carnaval
con los escombros de la noche
te sigue un cortejo de niños y viejos
que te confunden con un profeta
sin alas ni milagros
Pero yo sé que eres
como otro hombre cualquiera
y que vas dejando atrás
las grietas que el tiempo ensancha
entre los débiles
© Alexandra Botto
Poema de Fernando Sánchez Zinny
Inmaculado reino del destino
Bajo otro cielo vuelve la decepción pausada
a trazar un espacio que llenan las magnolias,
los laureles y sauces de entrevista dulzura,
tras adioses felices, con deuda de nostalgias.
Te he pensado inclinada ante un río en demora
y era yo quien miraba el cauce soñoliento,
malezas de la vida y la esperanza,
inmortales aromas que deshilan
el acaso fugaz de la amargura.
No soy, no he sido, pero aguardo y busco
tu mano para acompañarla
en esta vastedad
de aquí extendida hasta el horizonte
del reino inmaculado del destino.
© Fernando Sánchez Zinny
Poema de Graciela Licciardi
resulta imprescindible
a cierta hora de la muerte
un vino montado en la cabeza
que sesee en un recuerdo
o en el olvido
lo mismo da
el recorte primero
la absurda herida
nostalgias pertrechadas
a fuerza de vacíos
pero no
quién dice que se sufre
si se arrima la vida
que queda chiquitita
como recién nacida
© Graciela Licciardi
Poema de Alicia Grinbank
NOCTURNO PORTEÑO
Repiquetea la lluvia en las plantas
de mi patio.
Pienso en las grietas que chorrean
en la casa de mi hijo
pienso si mi hija habrá vuelto del trabajo.
Pienso en el oscuro joven que vi
arrumbado en un portal.
También en que pronto haré mi cama
y en ese abrazo ausente que has dejado.
¿Cómo será mi noche?
¿despertaré ?
Pero ahora
el deseo de escribir es más fuerte que nadie
más fuerte que la lluvia .. el miedo
o la soledad.
Este instante es lo único que tengo.
La moneda que paga en esta noche.
Mi corazón vivo.
Mi santo y seña.
© ALICIA GRINBANK
Poema de José Antonio Cedrón
HOMENAJE A LAS LLUVIAS DEL VERANO
Yo empezaría hablando de Lluís Llach
mirándote la frente/ y seguiría diciendo
que tenés un lunar sobre tu cuello
“una mancha de sol” –me corregís–
y esto haría que lo pensáramos dos veces
sin dejar de mirarnos/ podrías encender
una lámpara azul y un Carmencita suave
y yo darte la mano y rozar tu collar
hecho de cuentas simples: vidrio, piedra, cordel.
Balbuceamos el día y ya pasaron horas/
Anderson girará por la tercera vez sin darnos cuenta
podrá llover, total, estamos en verano.
A la segunda taza de café
me detendré en los hombros y volveré a tus manos,
entonces distraerás tus ojos en los vidrios/
me dices de las flores que plantaste/ en la tierra nueva
del jardín/ seré torpe, tal vez, y no hablaré del agua/
recordaré un tranvía/ te contaré cómo eran mis zapatos/
nos cruzará una infancia por la espalda del patio/
me mostrarás la foto de tus padres/ leeremos una carta/
imitaré a mi tía/ sonreiremos.
Vos pondrás algún pueblo de Turquía en mi imaginación/
también alguna casa/ y pasearé en sus calles/ fugazmente
a tu lado/ te contaré qué fueron de mis últimos tiempos/
y vos de un barco griego de nombre impronunciable
donde viajaste un día en otra intimidad.
Veré que te descalzas sin llamar la atención/
y volveré de nuevo a tu lunar/ a tu “mancha de sol”/
a tu collar de cuentas/ sin dejar de mirarnos.
Harold Budd-Brian Eno nos cambiará el sonido levemente
ambos sabemos que esto lo hemos lo hemos oído juntos/
muchas veces/ pero entonces sin vernos (estábamos ausentes).
Después de “Steal Hawai” hablará un amor tuyo en el casete/
esta vez dejarás correr hasta el final el mensaje en la cinta:
sonríes tibiamente/ te acaricio la lágrima
que atravesó los vidrios/nos atará los labios su humedad/
besaremos temblando/nos daremos/ y pasarán los días.
Ahora tu perra juega con la mancha de sol que se aleja del día/
se asusta con las sombras/ mira seria a las moscas.
Te esperaré con cenas naturistas: calabazas al horno
verduras al gratén (“con poco aceite”)/ duraznos, piñas,
uvas con granola. Diría que seremos comúnmente domésticos también/ probaremos conductas: moverás un alfil desnudando mis torres/ arriesgarás la reina en todas las partidas
(su porvenir nos tiene sin cuidado)/
llegaremos a tablas la mayor de las veces.
Aprenderé tus ruidos meticulosamente como las religiones
(desconfiando de todo mandamiento)
la forma de pisar/ la inclinación que dejas en las sandalias/
qué miradas enseñan dónde empieza la noche.
Viajaremos seguido hasta la madrugada/ tus sábanas
son amplias/ confortable tu auto/ la arena de Casitas/
las palapas humildes del Pacífico Sur/ tu blusa en los caminos.
Tendremos ocurrencias recurrencias miradas clandestinas
complicidades varias/ caricias sol arena en los cabellos/
ojeras brillantes como espadas/ nunca promesas/
ni árbol navideño/ mucho menos tarjetas con trineo/
cortinas transparentes/naturalezas muertas/ bodegones/
ni muñecas sentadas “para adornar la cama”/
ni casa compartida/ sillas Luis XV/ guantes/ ni tampoco vejez.
Sabré dónde te alejas y porqué a instantes conocidos
y misteriosamente –como un ciego– pensaré en el futuro.
Oiré tus manos lejos improvisar la noche/
volverás con galletas y caramelos Brinnen
o mejor con tostadas y canela/
morderemos y el cuerpo se sentirá en el ruido/
diremos: es un lujo la noche que nos damos.
Esas mismas palabras nos van a despedir/
te irás a Barcelona/ y no publicaremos este adiós/
será una ceremonia sin editor ni amigos.
No nos veremos nunca/ nunca más/
haremos que la muerte jamás llegue a enterarnos/
y no seremos pérdida ni engaño.
Tu foto a contraluz se quedará mirando el mar
como los fuertes/ solamente las lluvias regresarán
cada año en el verano/ le mojarán la tierra a la memoria/
tu rostro será eterno/ irrompibles las cuentas del collar.
.........................Puebla, Pue., México
© José Antonio Cedrón
Poema de Anahí Duzevich Bezoz
INFINITAMENTE...
“Mira el ansia, la angustia de un triste mundo fósil que no encuentra el acento de
su primer sollozo”...
FEDERICO G. LORCA
Infinitamente, dolor
adherido entre los pliegues
de cada aurora.
En un trueque infecundo.
Vivir:
Invadida.
Arrodillada.
Tatuada por heridas inconexas y estáticas,
en el atardecer agónico del cronograma.
Sujeta por hilos negros, fantasmales,
que conducen a grávidas entrañas
pobladas de retazos de días y noches
proyectando la fuga de la sangre.
Desolada.
Con una lágrima cautiva
aún perfumada de esperanza
que se niega
a ser crucificada.
La última que me queda.
© Anahí Duzevich Bezoz
26.1.09
Poema de María Sangüesa
MAR DE INVIERNO
Un hilo de dolor roza las algas,
espuma quebrada en duras lágrimas,
que el viento anuda en las sombrías redes.
Agrietada está la arena y duerme
sueños de cuarzo y soledad punzante,
encrespados de penas y salitre.
La mar de invierno se derrama en grises,
sobre una orilla en guerra y desolada
que se resiste a ser trono del agua.
Y con su tremenda fiereza arrastra
los restos de algún beso, una mirada,
suspiros enredados en sus zarpas.
En alas de oscuros cormoranes
ondean sueños y rasgadas velas.
Son olvidos que hielan las arenas.
© María Sangüesa
Poema de Gabriela Delgado
Amó a través de mí
............ “…Me atravesó la vida con su vida…”
.........................Ángeles Mastreta
Sopló a través de mí
para sacudir pretéritos verbos.
Para devolverle alas
a las palomas que anidaron en mi tacto.
Caminó a través de mí
para abrir senderos,
quitar cerrojos,
y columpiar los vientos.
A través de mí habló,
sonó su risa,
reescribió cada verso inconcluso
con nuevas palabras.
Soñó a través de mí
para pintarme de color adolescente,
utopía de brocha gorda en mano.
Sumó un peldaño a la escalera,
un metro al horizonte.
Cuando se iba
miró a través de mi.
Sonrió conforme al ver
un pedacito de sí bien cosido
en el orillo de la espalda
y el contorno de una mano en el pecho
que certifica, como una huella
su paso.
© Gabriela Delgado
Poema de Ana Silvia Mazía
AQUÍ VIENE EL OFICIO MUDO...
............. con la pala y el embudo
Y las miradas
los gestos
el cuerpo
la voz inarticulada
los gritos
los gemidos
los susurros
los bramidos
los silbidos
los soplidos.
..... El andar
..... las pisadas
..... los bufidos
..... los empujones
..... los pellizcos
..... las caricias
..... las lamidas
Los besos besos besos
los abrazos
los saltos.
..... Las piñas
..... los sopapos
..... los arañazos
..... los alaridos.
Aquí viene el descanso
.............. la idea
...............el crecimiento
...............LA PALABRA.
© Ana Silvia Mazía
Poema de María Cristina Fervier
TATUADO EN LOS SILENCIOS
Las palomas de mis ilusiones
se fueron esfumando en visiones
y sobre mi pecho yermo
sepulté sus blancas flores .
En los espejos del destino
contemplo el camino
que retorna a silencios doloridos.
Sueños desdibujados en la bruma
de lo que siendo ayer no fue mañana,
se murió de distancias y soledades.
Tiempo transcurrido,
trajo olvidos, no pasados,
tenues reflejos de alegrías
acaso no vividas, inventadas,
quimera detenida en la luz de otra estrella.
Sin buscarlo, tropiezo en los silencios
con la lágrima seca de tu olvido.
© MARIA CRISTINA FERVIER
25.1.09
Poema de Alberto Peyrano
APOCALIPSIS 6
Y huyeron los pájaros
hacia un horizonte incierto cada vez más rojo.
Las últimas hierbas, arrasadas por el hambre final.
Los lagos se bebieron enteros.
Aun la música se silenció en el mutismo
de las cuerdas rotas.
Los mares, alterados, preparaban el regreso
al estado del Principio.
Y los templos, vacíos, todavía albergaban
los últimos deseos,
la última oración desesperada...
la huída precipitada con las bolsas de oro
en el tumulto olvidado de piedad.
Los huesos de los hombres deambulaban
por las calles desiertas
llenándose de polvo en su desintegración.
La sinfonía del viento a veces lo desarmaba
y otras lo trasladaba
a parajes aterradores donde reinaban el caos
y la nada.
Cuando el último ay se perdió en un eco inmenso
que cubrió el planeta agonizante,
los ojos del Creador, satisfechos,
se cerraron para siempre
y murió.
© Alberto Peyrano
Poema de Cristina Pizarro
ARCO IRIS
El terror de la distancia amenaza la ilusión.
El delirio por la flor azul perturba las sombras de los días.
En un desierto de cristales se esconde la justicia.
Oh, Muerte,
levanta los brazos, alza tu mano y atrapa la locura amortajada
con tus garras salvajes.
Ver morir
.......... acaso no ver.
La muerte de pasos cercanos.
La muerte fraternal.
La agonía del amor en sombras.
La muerte del futuro de un niño por nacer.
La muerte del libro que jamás será leído.
Oh, Muerte,
cruza los burdeles más mugrientos.
Atraviesa con toda tu sangre aquellos senderos
por donde marchan los reyes más hipócritas.
Aférrate a la desnudez clara.
Rodea de flores los cuerpos más bellos.
Gira hechizada entre la tierra y el cielo.
Enciende las estrellas quitándote la capa bordada de esmeraldas.
Y tú, vuelve a nacer en este túmulo de la tempestad.
Ahora y siempre,
celebremos nuestras vidas.
El dios del fuego crepita a lo lejos.
Y así, en silencio,
juntos oiremos una voz sin fin.
Canta un himno al arco iris.
© Cristina Pizarro
foto: Gustavo Tisocco
24.1.09
Poema de David Rosario Sorbille
LA CASITA BLANCA
“cada cosa es un recuerdo que se agita en mi memoria”
Enrique Cadícamo
Escribo,
siempre escribo,
desde el refugio
de esta maravillosa
casita blanca,
con sus paredes
mil veces restauradas,
como un desafío
a la niebla del pasado,
como una invocación
a esa historia
que retorna
a la sombra
de mis Viejos,
e ilumina mi vida
con rayos de amor
de un eterno sol.
© David Rosario Sorbille
Foto: Gustavo Tisocco
Poema de Diana Espinal
Encendí
Encendí el faro de la polinización y cayó
el once de trébol
un cajón de perjuicio y
un catálogo desbarajustado
Confusa de techos y de agujas
de perspicacia y de maniobras
cambié el destello por dos enebros
Con los ojos de daga y el crujido de puerta oxidada
extendí los brazos hacia la epidermis de ocres
Me vacié enrojecida de antílopes
© Diana Espinal Meza
Poema de Cecilia Cavadini
DEL FRACASO
FRACASO, ES LA LEJANIA DE LO AUSENTE
SENTARSE EN EL REGAZO DE LA NADA
AFERRARSE AL SILENCIO
ABRAZAR AL VIENTO
EL FRACASO ES AUN MAS CRUEL QUE LA MUERTE
ES CAER EN LA BAJEZA DE ARRODILLARSE A LA NECESIDAD
PERDER EL HONOR, EL RESPETO Y HASTA LA CORDURA
EL FRACASO, ES GATILLARSE EN LA SIEN EL REVOLVER
Y QUE NO SE EXPULSE LA BALA
ES AMAR A LA MENTIRA
ES DEJARSE LLEVAR Y PERDERSE ENTRE LA NEBLINA
© CECILIA CAVADINI
14.1.09
Poema de Luis Benítez
JUBILO Y CAIDA
Armonía primera allí te vi, no era necesario
mirar las partes de tu reino entero pero allí te vi
y no quise detenerme en tu orilla, tu orilla
que está en las simples cosas llenas de tu ondulante sombra.
Qué delicadamente, luz en la luz, centro del día,
te corporizas o elijes una sencilla forma cuando nos prestas tus ojos
y cómo un eterno amor nos lleva de la mano
a tus criaturas, allí donde eres sí,
en lo animado, la infinita danza,
la queja misma de cuanto existe.
Alta serenidad todo es tu vaso y cada uno
declara tuyo un color nuevo. Es abril
de un año que para ti no cuenta y sin embargo
un dulce calor te trajo aquí a mi lado. Era yo apenas
una certeza esta mañana y la espuma del sueño
y los lados del día se apagaban en mí.
Bastó pedir, correr a tu contagio,
para que un soplo sobre las cenizas que empolvaban las cosas
encendiera de nuevo el mundo de carbunclos,
las amatistas del aire... ¿las múltiples facetas
de tus brillantes vidrieras, de dónde vienen,
de qué sima profunda o de qué cima pública y expuesta,
de qué otro tiempo apenas visitado,
apenas entrevisto en el fuego del fuego?
Peor ayuno no hay, que el que hay de ti.
© Luis Benítez
Foto: Gustavo Tisocco
Poema de Norma Segades
Nocturno del miedo.
Es de noche.
........ Tú sabes...
Hay ojos amarillos
edificando negras soledades
en extrañas esquinas.
Y hay corazones ciegos
suplicando mendrugos de palabras
ante espaldas dormidas.
Y hay hombres revolviendo en la tristeza
para encontrar un eco,
........ un trozo flaco,
las hilachas desnudas de una risa.
Y hay dolores gastados,
.........y amores sin abrigo,
y mujeres marchitas
........vendiendo en la intemperie
su follaje de espinas.
Es de noche.
........Tú sabes...
El mundo es una espada
decapitando rosas ateridas.
Es un hueco de vísceras aullantes,
un infierno de luna
diseminando gotas de ceniza.
¡Qué suerte este destino de sabernos,
de tocarnos
.........y vernos
.........y sentirnos,
de amarrar,
.........al ocaso,
la proa de tus manos errabundas
en mi cintura herida!
Abrázame,
.........amor mío.
Es de noche.
.......... Tú sabes...
En los desfiladeros del silencio
muerden fauces salvajes
.........las violetas perdidas.
© Norma Segades
Poema de Rubén Vedovaldi
ODA TESTAMENTAL
.....“Quiero elegir el día para mi muerte.” V.H.
morir en paz quisiera la muerte de los justos
no sin algunos dientes todavía
manos curtidas de haber hecho algo
por mi, por los demás,
no sin algunos versos en un bolsillo
simple de ropas me quisiera ir
sin fúnebres despliegues lamentables;
sobre fresca gramilla o trébol en flor
no en helada camilla de apurada ambulancia
no quisiera morir sobre el asfalto
o a merced de enfermera desconocida
en una sala numerada y extraña
dolorosamente aséptica
cercado por frascos,
barbijos, guantes, cables
volver al polvo anunciado quisiera
mientras se desperezan los primeros pájaros
y se esfuman las últimas estrellas
morir en paz
reposada mi nuca contra el pie de un viejo sauce
mirando el río bajar
al final de una noche de primavera
cuando van destejiéndose las sombras y alrededor
las cosas recobran colores y formas de otro buen día
devolverme a la tierra
en la certeza de que el extenso futuro
será para todos para siempre
como para todos corre el agua
sopla el viento
y se suceden días y estaciones
hagan la voluntad de los vivos,
no la del muerto
pues tanto me dará alimentar cuervos y gusanos
como ir a la morgue de autopsias o transplantes
creo en la evolución de las especies
creo en la flora y fauna de este y otros planetas
pero no creo en la transmigración del espíritu
en el orden litúrgico
en el opio sagrado
en la resurrección de los muertos y la vida perdurable
ni creo en otro Infierno o Paraíso
que el de haber vivido
© Rubén Vedovaldi
Poema de Gladis Moine
Sueños mojados
Salté el mundo
con zapatillas lustradas,
blanco desconsuelo.
Visité plazas,
iglesias,
caminos cansados,
sombreados puentes antiguos
de los que no tengo memoria
el recuerdo se ha perdido.
(¡Ay viento
no cantes tristeza
que la penumbra está quieta!)
Se me rompieron los pies
de tanto mojar sueños.
© Gladis Moine
Poema de Laura Yasan
boby dogy
abrí la puerta y encontré un animal
lamía sobras del amor
subí a la compasión y traje leche tibia
busqué una tienda en medio de la noche
compré alimento para perros
una correa hermosa
salimos a pasear y volví con el cuello lastimado
busqué algo abierto en medio de lo mismo
conseguí una curita y aspirinas
él seguía con hambre de ese plato
le ofrecí restos de otra carne
hubo mordida astillas y sutura
busqué pañuelos en medio del cansancio
busqué en el beso y en las habitaciones
el nido de esos ojos el lazo la medida
busqué en la permanencia en la postergación
él me vio arrodillada buscando su alimento
© Laura Yasan
Poema de Flavio Nicolaevsky
CAPRICHO DEL SIGNIFICADO
El prtphumbílico anfitrión de Alfatusta
pubiloquea el temático transfinar de sus cocenáculos
Apronta el rebomboneo tantalódico
excremociona el tus
y el polón
rociona rociona
¡ Cagatar cagatar cagatar!
Exclamaciona el pomponeo todifidicado del plint
Prepotóneo
Ñuz
Pimpineante verdad
el Mumupreto, el cetromastado córifero
la oclomerosa pepé
¿Desconfían?
¿Los pochotutos, los caraperotes del mitar, las sutramozas del
nosir?
Láspitas láspitas
Se lo prépolean
Cagatar
cagatar
supura la farfulla de tu antrita
Metéstone en la pírasa
Asúchote en la ropera persitud
Jatajajaja jatajaja
Ricotean aleprosos ¿no?
Piyulanes vivilones
Supocacen lo que menefretuto y todos ripipí
o mejor
charlemos un rato
© Flavio Nicolaevsky
Prosa de Sonia Quevedo
DESGARRAOS
Grito desgarrador, entrañas rotas; desesperado el hombre ve brotar torrentes; lacerados los cuerpos ruedan sobre el fango.
Se escucha:
Sin temblar, al frente pase; le dispara; el entrecejo relajado sangra; cae el hombre.
Llega la tarde envuelta en muerte tapizando campos y caminos con vísceras sangrantes .
Grito desgarrador lanza el hombre solo en su agonía, comprimiendo sus entrañas rotas; el aterrador llamado de la muerte que no espera, llega.
Testigos mudos como sombras en la noche escuchan repetirse el grito; viaja el eco; pálido un ser, un ser humano, sosteniendo entre sus manos casi inertes va, vísceras y piel; la sangre toda le salpica mientras arrastrase puede; y traza hasta caer, caminos púrpura por los tristes campos.
Firme la mano dispara nuevamente; relajado el entrecejo sangra; cae otro cuerpo; vísceras y piel, dispersas quedan convertidas en destrozos sobre el fango.
© Sonia Quevedo
Poema de José Emilio Tallarico
EL DOLOR
I
Cómo hasta aquí vino el dolor
no sé, o lo sé a medias
(un proceso de acumulación tal vez,
con vetas de inmundicia o pasta muerta).
El guiño del vivir debe haber apelado
a una parálisis de trazo grueso,
diluidas vigencia y cantidad,
mientras se deslomaba un sueño en cruz
desde mi sombra envejecida.
No sé, se ha quebrado un animal profundo,
se ha derruido un árbol de raíz, sin señas, sin odio.
© José Emilio Tallarico
Poema de Silvia Manzini
Gaza
Rezo sin dios y sin patria, para que poemas
callen las bombas, y que hombres y mujeres
siembren flores, en tierra arrasada
y que los niños sean salvados del infierno
en hospitales del amor
Rezo para que ellos no caigan
heridos de odio y sin razón,
sobre arena de sangre
Rezo para poemas que siembren poemas
y la poesía anide un lugar para vivir
rezo para que el fuego sea llama ardiente
viva creación , entre colores oscuros
pasión de los opuestos , luz naciente
Rezo para que tu música Barenboim
sea mística del encuentro, instrumento
sin su artífice, aunque oremos
al argentino que hizo soñar su orquesta
para volver sordas las bombas
Rezo para que el arte invente ese imposible
y un niño sea un dios cuando juegue
un hombre sea un dios cuando crea
y una diosa, mujer cuando sueñe
Rezo para que poemas paren las bombas
para que el poema sea bebido:
agua del desierto
y calle las bombas del dolor
Escribo no porque padezco el mundo
sino por que quiero cambiar su horror
Escribo para que estés allí
y que el poema calle
sólo ante tu voz viva
© Silvia Manzini