Poema de Michou Pourtalé
El bastón del ciego desbarata la trayectoria
de las cosas que vemos y aquellas que no toca
las intuye como suyas ni siquiera ajenas
entre manos se adelanta con un toc toc
vacilante y al paso escueto nos abstrae.
Horizonte vertical, batuta utópica
la blancura del bastón ilumina la vereda
y el edificio más próximo irradia
en permanente estado de asechanza.
Los que llevan el iris, la pupila sana
a medias penetran la rara opacidad
de esos ojos, claroscuro sin semblante
donde un espejismo glauco llena dos cavas.
Nosotros abrimos la puerta y el ciego pasa
con gesto agradecido tiende candidez
sin apremio confía en el apoyo
de su bastón que alinea el paso incierto.
El ciego tilda el suelo, cada recoveco,
criterioso avanza, sabe que la gloria
lo acompaña, atravesaría con ella
cualquier umbral, nada se le interpone
sólo delinea una sonrisa inescrutable.
© Michou Pourtalé