28.5.09
Poema de Laura Yasan
dónde ahí
dicen que están
ahí.............................
conmigo
...................................acá
no hay nadie
he intentado llegar
ahí...................................
es imposible
surgen paredes
túneles de ruido
confundida en el tráfico la voz
como en los sueños
muda
..............................sigo acá
ellos ahí.....................
llamando como si
mandando cartas
en otro mundo
© Laura Yasan
Poema de Aldo Novelli
Abeja Reina
Poemario en permanente elaboración dedicado a ella
10
la eternidad
dura un maldito instante
cuando el sol
lastima mis ojos
despierto solo
una frase escrita en la tierra
"nunca te abandonaré"
te imagino danzando desnuda
en la memoria de otro
una rabia olvidada se apodera de mí
no puedo evitarlo
veo el reflejo del sol
en la espada sobre la tierra
avanzo hacia ella
me detengo
dudo en retomar la faena
de inevitable cazador:
cazar estrellas ilusorias
y mujeres rojas...
© Aldo Novelli
Poema de Marián Muíños
TESTAMENTO DE LAS HORAS VACÍAS
Huésped de mi Hueco de Huérfana,
déjame ser libre en la cárcel de mis huesos.
Que la mortaja de la hazaña ponzoñosa
no me hipnotice en el vórtice de la nada.
Quiero ser en el Todo ahora y siempre,
conjurando el espejismo de la Parca,
ver la vida mutada en Universo,
despertarme plena y vigorosa en la mañana…
Y olvidarme de computar tantos muertos!
Ser,
Fluír,
Deslizarme en el Aura
De la Paz, la Armonía y el Misterio.
© MARIÁN MUIÑOS
Poema de Genoveva Arcaute
Ratonera
La casa-ratonera ha quedado limpia:
En un cajón del armario están tus huesos
y en el otro los míos.
Los pelos que perdiste,
los pelos que perdí,
debajo de la cama son
un animal manso y cariñoso
que nos despierta a las mañanas.
Las uñas que nos cortamos
son una inmensa cáscara de huevo
en el jardín que a todos maravilla.
y nuestros jugos, evaporados,
una mancha profunda en el colchón
para escándalo de obispos y mucamas.
Muchas rejas arrenglonan las ventanas
según nos aconsejan,
y en las horas vivas
en las horas muertas
reviso los álbumes para aspirar,
con aullido de sirenas
los rostros del pasado –así no vuelven-
Ya planché las paredes
ya fregué las lechugas
ya enceré los toallones
que dicen you y me.
Ya me toca la siesta,
nuestro perro olfatea
mis axilas con cariño
y se recuesta tibio, en tu almohada.
A tu regreso, serviremos
copas de jabón con granos de mostaza
y liquidámbar.
Un aperitivo, después de las noticias.
Y en la alta noche ¡clap, clap, clap!
saltan los resortes, los alambres,
el mundo convulsiona
y por el pecho
(nos comimos el queso, ¡qué remedio!)
nos toma el artefacto, o sea el lecho.
De todos los ratones que pululan
que fortuna, atrapada con vos
© Genoveva Arcaute
27.5.09
Poema de Pablo Queralt
Hundirse en las nubes más hermosas carecer de gravedad
hasta atrapar el vacío en las manos de papel de un tiempo
perdido en las estaciones de un tren sublunar corriendo de
atrás
hasta tocar con la punta de los dedos del sol la alegría en la
niebla del hombre que espera el embarque de la sangre
y el vino, tu cuerpo.
© Pablo Queralt
Prosa de Romina Cazón
LA HIJA
Ella me dijo desde la cama que mi ternura es una aureola luminosa, callada y vagabunda. Asintió también que algunas veces me parezco a un coronel al mando de un ejército. Enseguida reí y le dije que sabía que el primer adjetivo provenía de la abuela materna.
Ella, ansiosa preguntó: ¿Y lo otro?
Si quieres saberlo, ve a mi país porque el te lo dirá. Yo no puedo señalar con el dedo quien es mi padre porque me da vergüenza.
© Romina Cazón
26.5.09
Poema de Amadeo Gravino
LA MÁGICA LLUVIA DEL POEMA DE GONZÁLEZ TUÑÓN
Suena la Camerata Bariloche en la mañana gris/lluviosa/triste/
Que golpea la puerta de los desocupados
Las mujeres miserables
Y los niños mendigos
Mozart vuela en las cuerdas como un ángel
Para aliviar las penas de los solitarios
Para calmar el hambre y borrar la tristeza
Y también la derrita
Detrás de la ventana
Se oye la mágica lluvia
Del poema de González Tuñón
© Amadeo Gravino
Poema de Martha Goldín
disperso en mil pedazos
el amor tiembla,
............... da tumbos
....................... no sabe
el amor duele
siempre ahí, tristeza de la mano que se tiende en el aire
escucha en silencio el eco , las ausencias
y reconoce los vuelos del adiós
..... los rostros trás los cristales duelen
..... los aeropuertos siempre duelen
.......................... de eso sabe el amor
© Martha Goldín
Poema de Marga Mangione
Los duendes de “Almafuerte”
Los duendes solitarios de tus noches,
velan tu pobre alma atormentada.
Y el genio se revela a cada instante,
volcando en el papel, cada palabra.
Esos duendes trasnochados que te soplan,
al oído su musa enamorada,
para tu mano, que se apresura y cuenta,
versos paridos en las madrugadas.
Duendes enamorados de quien nunca,
te daría una mirada,
y que desprecian a la que te quiso,
y se perdió en la nada.
Los duendes mansos que en serena calma,
te hacen adoptar hijos, amar pobres,
compartir tu miseria y dar sin pausa.
Y duendes iracundos que te obligan,
a no poner la otra mejilla,
a no callar lo que te pasa,
y a salpicar las blancas hojas,
con el rojo de tu sangre derramada.
Esa sangre que diste gota a gota,
en tu vida callada.
Vida de huérfano, abandonado y triste,
con el dolor clavado en las entrañas,
pero sembrando amor a manos llenas:
¡Aristócrata del verso y la palabra!
Hidalgo de las letras al que nunca,
le faltó una esperanza,
aún en los más intrincados vericuetos
de su alma torturada.
Forjaste con valor para los siglos,
en sílabas fragmentados,
siete sonetos que jamás se olvidan
y a través de los tiempos dictan cátedra.
Con Dios peleaste, y a Él pediste ayuda,
en tortuosas vigilias desveladas,
contradictoria tesis de creyente;
y ateo, de oraciones y plegarias.
Maestro y padre espiritual de tus alumnos,
fuiste guía sin igual en cada aula,
políticos y ricos te acosaron,
quitándote el poder de la enseñanza.
Pero los jóvenes, que nunca te olvidaron,
guardaron tu poesía dispersada,
en periódicos, revistas, borradores,
y en los dos libros que editó tu gracia,
la dieron al futuro y así nunca,
fue al olvido entregada.
Terminaste tu vida con harapos,
trashumante juglar que con tus versos
no aceptabas la vida sedentaria.
Nómada del amor, de pueblo en pueblo,
caminabas en calma.
Por no venderte, ibas con orgullo,
recitando palabras
Y a cambio de comida y una cama,
poesías regalabas.
Hoy sufro, y me lamento si en la escuela,
un docente te calla,
evitando que un niño te conozca,
y que tu prosa genial, entre en su alma.
Y por eso te brindo mi homenaje,
desde esta humilde poesía dedicada,
con todo el corazón, para el más grande:
¡Poeta de habla hispana...!
© Marga Mangione
Poema de Norma Fumero
corrientes avanza a contramano
mensajes mutilados delirios telegráficos
la disolución rueda en cuesta regresiva
las palabras construyen cárceles
en el árbol a medio morir de cada noche
.................. pequeñas cosas
.................. nos hacen vivos
alguien sueña un sueño que no le pertenece
y podría ser el suyo
fotografías inversamente reveladas
hilarán la trama de un destino improbable?
© Norma Fumero
24.5.09
Poema de Irene Marks
En tu barca
..................A Marco Aurelio
Porque se van las aguas
y con ellas los rostros las sonrisas
eh padre cómo va la barca.
Aquí la costa lanza las señales del Sol
para que te iluminen.
No apresures los remos- muéstrame tu sonrisa.
Es todo el tiempo el que besa tu frente
eh padre cómo va la barca
Cuando cantan las ondas o se mueven
o permanecen quietas
mi voz está en tu voz,
tu barca es la de todos los viajeros
que conocen la magia de los duendes.
Suenan las campanillas del enano del cuento:
eh padre cómo va la barca
© Irene Marks
Poema de Silvia Palferro
Nocturnales
Desde mi cuarto menguante
escribo en solitario
con este hilo del azul
de la punta de la luna.
Pero yo sólo escribo
hasta el encuentro y sigo
sobre otro renglón
que se abre al Abril
del papel cuadriculado.
Porque es aquí donde hago rodar
cada palabra
para vivirme los umbrales de ser
yo. Este nocturnal espíritu
sudado entre letras después
de tanto buscar el amor.
© Silvia Palferro
Poema de Lidia Vinciguerra
LA CASA
Ha oído rumiar la casa delante de las paredes.
En cuartos apartados
las esquirlas.
En horas vacías ha oído lentitud de pasos
en escaleras que se extienden como cipreses
y la cadencia que precede al sueño.
Las lámparas bastan y son débiles,
el cuerpo se acompasa en penumbra
parece más frágil. Y aun más hundido al silencio
y hasta solapado cuando la furia del desorden se afloja,
se encaja en sus sitios, se cubre de envases.
Y no es extraño. No es ajena la casa
con su cuerpo ensanchado en su derecho a rumiar.
A descuajar sobre otro cuerpo.
Es justo rumiar. Aprender un monólogo de rendijas
nunca antes tratadas con altivez.
Minúsculas hendiduras se defienden apenas de remaches
de tentativas hostiles y de restauraciones irritantes
pero cuidado, nadie sabe que crecen retoños
sobre huecos apenas reconocibles.
Es justo rumiar. Es justo crujir nudos
para que algo estremezca.
© Lidia Vinciguerra
Prosa de Cristian Gentile
Viaje al horizonte
Es un bote pequeño, si apenas cabemos tu recuerdo y yo.
Hace días que navegamos, sin embargo, tengo la sensación
de que jamás nos movimos. El sol no se ha ido, como si deseara ver qué hacemos, cómo continuamos.
Tu miras tiernamente al horizonte y sólo necesito eso para seguir sosteniendo los remos. Te llevaré hasta allí, para que puedas verlo, rozarlo con tus manos, sentirlo. Vivir de nuevo, al amparo de la esperanza, envuelta en el sigilo de un mañana. El reloj de arena hace rato detuvo su marcha, como ofreciendo una tregua, o quizás siente pena de hacer pasar los segundos, allí donde el mar medita una a una sus olas. Dedicado a complacerte, me escondo en tu mirada. Trato de remar más fuerte para demostrarte mi esfuerzo. No dices ninguna palabra, sólo me miras. Interrumpiendo al silencio, te prometo que el destino está próximo, aunque el viaje sea largo y tedioso. Te prometo que no dejaré de remar, aunque mis brazos ya casi desmayan en su continuo intento. Buscas que te diga algo más pero no puedo siquiera mover los labios, no cuando el sol se ha alejado, como cansado de esperar. El viaje al horizonte resulta más agotador de lo que pensé. Tu imagen empieza a borrarse. Ya casi no distingo tu figura. Lejos de resignar la magia de aquellos recuerdos, en donde sonreías, te digo, no interesa, mi dulce compañera, te avisaré cuando al fin hayamos llegado.
© Cristian Gentile
Poema de José Luis Visconti
no alcanza
con despertar de noche
al dolor
los terremotos no entienden
de pesadillas
....... ni de la humedad en los sueños
se expanden
en suelas gastadas
y en la suciedad de los rincones
llegan
con la rutinaria pesadez
de las moscas
............... en silencio
abren grietas en los costados
.......... profundas
demarcan su territorio
y el mío
sus condiciones se imponen
inaccesibles
................ a mi entendimiento
indeciso
pienso en el salto
y el otro lado
mientras las fronteras
se abisman
.......... y retrocedo
.......... de nuevo
© José Luis Visconti
22.5.09
Poema de Carlos Roldán
en el mismo centro de su corazón ciego
la piedra delira
una luz o un viento
este ahora de fuego mientras la noche viene
esta noche de ahoras en un mientras de fuego
esta ceniza en vilo
millón de galaxias por caer
en el mismo centro ciego la piedra delira
una luz un viento un propio soplo
de delirio
© Carlos Roldán
Poema de Emilce Strucchi
El armario reniega y cruje de esperarla
yo nunca la pronuncio
por tanta distracción
con galaxias etéreas
-ese impune palabrerío
que disuade o confunde-
y ella ladina en toda su tragedia
silenciosa
en medio de lo hondo
pero tal vez la atrape al fin
y si se deja cautivar
quizá nos procuremos un jadeo
o al menos un temblor
entonces existirá redondez
de azabache-espesura
en nuestro escalofrío
con su estremecimiento
como de dar a luz
(no sólo seducirnos
altivas
palpitantes).
© Emilce Strucchi
Poema de Alfredo Lemon
.....Los dioses hablan a través de sueños a los hombres.
Asciende hasta el centro secreto de la vida.
Siente la fuerza del tigre y del dragón,
la mansedumbre del cordero antes de morir.
Lleva tus ojos hacia una estrella distante:
Borges, Einstein, Madre Teresa.
Advierte el sufrimiento y la ignorancia.
Caza tus zorros con lanzas de oro.
La gracia no demanda más.
© Alfredo Lemon
Poema de Andrea Álvarez
CAMBIO DE ATUENDO
Cada mañana
es un jadeo de pasos
sobre la acera neuronal de mi memoria.
Las viandas transeúntes
huelen a pimiento y agridulces.
Sus efluvios
entran calmo por el almanaque nasal
de mis recuerdos y ahí se hospedan
estacionarios.
Bajo el grifo,
humedezco viejos atuendos:
roídas remembranzas
de la paria juventud de mis sentidos
que serán ò no serán
cuando mi nombre se escurra hacia el olvido.
© Andrea Álvarez
Poema de Elena Eyheremendy
El vernover
.....Una tela, apenas una telita angosta, de la que cuido /
.....ahora, cuando a llorar aprendes a mi lado / la
.....estrechez del mundo, que no verdece, mi niño, para
.....tu niño. Paul Celan
..................a Soledad Agüero
I
La niña buzo abre el mar
Su boca sombra / noches amarillas
Donde la hoja ojo / amasa quiebra azoga
estanques / Donde un niño te mira inconsolado
Por eso / la niña buzo abre su mar
Dice que todo es río y permanece
Como a la noche un sol entristecido
afantasma y alerta y afantasma
Algo perturba inciensa /
y vuelve a imperturbar su ojo cielo de penumbra
Sus pestañas verdecen mis umbrales
como un hambre amarillo
© Elena Eyheremendy
Poema de Ricardo Rubio
MAGIA
Las palabras que insinúan los cardos,
los gritos que fingen las luces;
los finales valles donde mueren los insectos,
las aguas creadoras de hojas y malezas.
Los vientos que siembran pájaros por el aire.
La sombra que llena la noche
para que descanse el mirlo.
La prudencia de las tardes,
la mínima multitud del árbol
que nos alcanza el cielo;
la lentitud del color,
el silencioso murmullo del pez
y la mirada de un niño
conduciendo la mañana,
dejando para siempre
su forma aguda en un espejo.
© Ricardo Rubio
Poema de Carlos Pintado
TINIEBLA Y LEJANÍA EN MI CONMUEVEN
...Let's seek out some desolate shade
..........Macbeth. Act IV. Sc. III
Tiniebla y lejanía en mi conmueven
Las ciegas criaturas que el silencio
Engendra desde el sueño o de la muerte.
Las dos en mí a solas van llenando
Sutiles copas, cálices sombríos,
Oscuros cuencos, ánforas de un barro
Extraño y enlutado y ya muy viejo.
Con qué desolación busco mi rostro.
Murmuro las palabras. Me entristezco.
En qué instante quedarme así tranquilo,
Como quien sabe, como quien espera
Una voz familiar, un gesto ambiguo
De alguien que sin saberlo nos conduce
Muy lejos ya del reino y de la casa,
Por velados zaguanes, cobertizos
De mármol blanco y altas verjas negras.
Con qué desolación busco ese rostro
De quien nos llama siempre en la penumbra,
Con esa voz que pienso conocemos.
© Carlos Pintado
21.5.09
Poema de David Rosales
ATADO
Tu silencio
es mi voz, mis palabras
son aliento, viento perenne.
Vivo en tu nombre,
atándome a tu vientre
soy cómplice y enemigo,
anhelante en el día, noche nuestra.
Afuera, adentro
de tus labios al infinito,
al dorso de tu mano, ser latido
no abras, no cierres,
entraré a sitiar, establecer mi guarida
en tu cuerpo,
bajo el torrente de palabras.
© David Rosales
Pintura: Marina Tapia Pérez