Poema de Edna Pozzi
La gente del sur no es feliz, madre.
¿Bailaban entre las rosas
y cántaros de aceite
mientras la llaga de una sonrisa
caía en los excrementos
o pensaban en las plumas de los cisnes
cuando es agosto
y frío y lluvia se deshacen contra los balcones de la noche?
Oh, es tan necesaria la muerte
aquí en el sur
para construir tumbas parejas y lavadas
donde los tristes hablen sus cosas
y sueñen con puentes de bruma
y hogueras, uno a uno los huesos amarillos
en procesión sobre un campo de flores
como yo los he visto, madre
y entonces no había estación
para llevarte entre guirnaldas
morena y frágil como una paloma de carbón
y proclamarte gloriosamente nuestra,
una estampilla de memoración
una salva de cañonazos al amanecer
una madre con el fusil atado a los muslos
y un bastón de roble sublevando los muertos.
Insistes en hablar
con la gente del sur.
Tienes la cara como una lágrima fría
Y los curvos picotean tus manos
Restos de banderas y tambores.
Oh, madre,
déjalos que duerman en el olvido.
© Edna Pozzi